octubre 28, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

CANCÚN.- En un acto que genera más preguntas que respuestas sobre el manejo del transporte en Quintana Roo, un conductor de Uber vivió una noche de pesadilla luego de que inspectores del Instituto de Movilidad de Quintana Roo (Imoveqroo) lo retuvieran durante dos horas en su propio automóvil. El incidente tuvo lugar en la Zona Hotelera de Cancún, cuando el conductor, buscando evitar la detención de su vehículo, decidió encerrarse en su Nissan Versa. Sin embargo, esta acción no impidió que su auto fuera llevado a un corralón de la empresa Grupo Riviera, una compañía vinculada al actual presidente municipal de José María Morelos, Erick Borges Yam.

La escena comenzó a desarrollarse cerca de las nueve de la noche del pasado jueves 24 de octubre. Al verse rodeado por los inspectores de Imoveqroo, el chofer prefirió quedarse dentro de su unidad, comunicando a sus compañeros a través de WhatsApp: “¡Me tienen secuestrado en mi propio vehículo!”. Este mensaje pronto desencadenó una movilización de otros conductores de Uber, quienes se apresuraron a apoyar a su colega en una situación que ya estaba siendo compartida y denunciada en redes sociales a través de transmisiones en vivo.

A pesar de que el chofer no abandonó el vehículo, el personal de Imoveqroo no dudó en asegurar el automóvil y remolcarlo con una grúa hasta el corralón, todo mientras el conductor seguía dentro. Esta medida extrema resultó en daños al automóvil debido a que fue remolcado con el freno de mano activado, afectando los neumáticos, balatas y el sistema de frenado de la unidad. La retención del conductor dentro del corralón podría configurar una privación ilegal de la libertad, pues el personal de Imoveqroo simplemente lo dejó encerrado en el vehículo y se retiró del lugar.

Horas después, alrededor de las 11 de la noche, el personal de chaleco guinda regresó al corralón, aparentemente alertado por el impacto que el “secuestro” estaba generando en redes sociales. Solo entonces, tras la presión de los conductores de Uber y de la audiencia digital, el chofer fue liberado junto con su vehículo, visiblemente afectado por la experiencia.

Este caso vuelve a poner sobre la mesa el tenso ambiente que rodea el transporte de plataformas digitales en el estado. La denuncia de este tipo de prácticas, sumadas a las presuntas irregularidades en el actuar de los inspectores, dejan en evidencia la urgencia de regular un sector en el que el conflicto y los abusos se han convertido en la norma, en lugar de la excepción.

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