
Paso En Falso
En Cancún, los accidentes automovilísticos son una alarmante constante y en ocasiones, como este viernes -que se registraron más de cinco-, bastante escandalosos como el caso de una persona atropellada a la altura de Xoximilco, cuyo cuerpo fue destrozado al ser arrollado en multiples ocasiones. Aunque el exceso de velocidad suele ser el principal culpable, no podemos ignorar otro factor igual de grave: el alcohol al volante. En un intento por “ayudarse”, algunos ciudadanos han convertido grupos de WhatsApp y Facebook en herramientas para esquivar retenes policiacos.
La intención de estos grupos puede parecer inofensiva: evitar multas o molestias en los retenes. Sin embargo, su impacto es devastador. Avisar sobre la ubicación de estos puntos de revisión permite que conductores en estado de ebriedad continúen su camino sin ser detenidos, exponiendo no solo su vida, sino también la de peatones, ciclistas y otros conductores. En un lugar como Cancún, donde los accidentes ya son demasiado comunes, esta “colaboración ciudadana” contribuye a un problema que cobra vidas de manera trágica e innecesaria.
Con las fiestas decembrinas a la vuelta de la esquina, la situación podría agravarse. En esta temporada, el consumo de alcohol y los desplazamientos nocturnos aumentan, convirtiendo las calles de la ciudad en un escenario de riesgo latente. En lugar de evadir retenes, deberíamos verlos como aliados en la lucha contra la irresponsabilidad vial. Es momento de reflexionar sobre nuestra actitud como sociedad: ¿qué mensaje enviamos cuando priorizamos evitar una multa por encima de la seguridad colectiva?
Las autoridades tienen una labor titánica por delante: fortalecer los operativos y encontrar formas más inteligentes de prevenir accidentes, quizás con retenes móviles o tecnología más avanzada. Pero nosotros, como ciudadanos, también tenemos una responsabilidad. No basta con señalar a los culpables desde la comodidad de nuestras redes sociales. Si de verdad queremos un Cancún más seguro, debemos comenzar por rechazar estas prácticas y, sobre todo, actuar con la responsabilidad que la época festiva y la vida misma nos exigen.