septiembre 28, 2025

#PasoEnFalso

En tiempos de incertidumbre política, la confiabilidad de las instituciones encargadas de salvaguardar la integridad de nuestro sistema democrático es esencial. En este contexto, la reciente comparecencia de Sergio Avilés Demeneghi, presidente del Tribunal Electoral de Quintana Roo, ante la XVII Legislatura de este estado, ha suscitado preocupaciones que van más allá de una mera formalidad política.

Uno de los temas más alarmantes que surgieron durante esta comparecencia fue la falta de certeza y probidad que rodea al Tribunal Electoral bajo el liderazgo de Demeneghi, además de uno de los episodios que ha provocado mayor controversia, como lo fue su apoyo al otorgamiento del estatus de candidato en 2024 a Luis Gamero, a pesar de que este enfrenta una sentencia por violencia política de género en su contra. Esta decisión, en lugar de fortalecer la credibilidad del Tribunal, cuestiona su compromiso con los principios democráticos y los derechos de las mujeres en la política.

Otro punto que no puede pasar desapercibido es la designación de la persona que ocupa la secretaría general del Tribunal Electoral de Quintana Roo. Sorprendentemente, esta persona asumió el cargo con apenas cuatro meses de experiencia en la institución. Tal acción arroja serias dudas sobre la capacidad de esta persona para desempeñar un rol crítico en la organización y supervisión de las elecciones que tendrán lugar en 2024. La elección de una figura tan inexperta parece poco menos que irresponsable, considerando la importancia de asegurar elecciones justas y transparentes.

Es innegable que la confianza en el Tribunal Electoral es fundamental para el funcionamiento adecuado de nuestro sistema político. Sin embargo, las acciones y decisiones de Sergio Avilés Demeneghi, como presidente de esta institución, han generado serias interrogantes acerca de su compromiso con los valores democráticos y la justicia de género. Las decisiones erráticas y apresuradas, como la respaldada por Demeneghi en el caso de Luis Gamero, minan la credibilidad de la institución que debería ser un faro de imparcialidad y justicia en el ámbito electoral, sin dejar de lado su cercanía con Marybel Villegas, quien siempre se ha movido con base en sus intereses personales.

En este momento, Quintana Roo necesita un Tribunal Electoral que defienda y promueva la integridad del proceso democrático, en lugar de socavarla con decisiones controvertidas. La ciudadanía merece un liderazgo que sea transparente y que actúe con probidad, garantizando así elecciones justas y equitativas en 2024. La pregunta que debemos hacernos es si Sergio Avilés Demeneghi y su gestión al frente del Tribunal Electoral son la respuesta adecuada para alcanzar estos objetivos. La duda persiste, y es fundamental que esta incertidumbre sea abordada de manera efectiva en aras de la democracia en Quintana Roo para no dar un #PasoEnFalso.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *