
Paso En Falso
En las vibrantes calles de Cancún, el tema de los vidrios polarizados en los vehículos ha sido una constante montaña rusa de regulaciones y sanciones. Desde hace poco más de una década, las autoridades han implementado y retirado operativos para controlar el nivel de opacidad en los cristales de los automóviles, generando un ciclo interminable de ajustes normativos y reacciones ciudadanas.
En 2017, la Secretaría Municipal de Seguridad Pública y Tránsito reiteró que los cristales polarizados no debían superar los dos humos, estableciendo multas de hasta 1,600 pesos para quienes incumplieran esta disposición. Sin embargo, en 2018, se reformó el Artículo 43 del Reglamento de Tránsito en Benito Juárez, especificando que la transferencia de luz en autos no debía ser menor al 28% en polarizados, tanto de fábrica como instalados posteriormente. Estas modificaciones evidencian la falta de continuidad en las políticas públicas sobre este tema.
La intermitencia en la aplicación de estas normativas ha generado confusión y descontento entre los conductores. La ausencia de campañas informativas consistentes y la variabilidad en los criterios de sanción han propiciado un ambiente de incertidumbre. Además, la percepción de que estas medidas son más recaudatorias que preventivas ha mermado la confianza ciudadana en las instituciones encargadas de la seguridad vial.
Para avanzar hacia una solución efectiva, es imperativo que las autoridades establezcan regulaciones claras y permanentes, acompañadas de campañas de concientización que eduquen a la población sobre la importancia de cumplir con estas disposiciones. Solo a través de una estrategia coherente y sostenida en el tiempo se logrará equilibrar la necesidad de seguridad con el derecho de los ciudadanos a utilizar sus vehículos conforme a normativas justas y transparentes.