septiembre 28, 2025

Paso En Falso

La Universidad Anáhuac le otorgó a la gobernadora Mara Lezama la Medalla Liderazgo en Comunicación 2025, un reconocimiento que premia la elocuencia, la empatía y la capacidad de transmitir mensajes con propósito. Pero hay que decirlo con todas sus letras: el discurso bonito no pavimenta calles. El aplauso universitario no detiene los asaltos. La retórica empática no ilumina los hogares de Chetumal que siguen sufriendo apagones una y otra vez. Y la verdad es que, fuera del guion bien estructurado que le aplaudieron en la ceremonia, Quintana Roo no vive una historia que merezca premio alguno.

Porque aquí, donde los turistas pisan la arena y las cámaras captan sonrisas, también hay trabajadores mal pagados, colonias sin drenaje, jóvenes sin oportunidades reales y familias que apenas sobreviven con empleos temporales. Las calles de Cancún, Playa del Carmen, Cozumel y otras ciudades del estado están llenas de baches, igual que el tejido social, agrietado por la inseguridad y la desigualdad. ¿Dónde quedó esa comunicación que, según la gobernadora, es un acto de amor? Si lo es, está claro que no todas y todos reciben el mismo trato cariñoso.

La comunicación, en manos de una comunicóloga, debería ser herramienta para gobernar con verdad, no maquillaje para cubrir una administración disfuncional. Porque si de contar historias se trata, lo que se vive en las calles del estado es otra narrativa: una que no encaja con el guion de ensueño. Basta leer los titulares fuera de Quintana Roo: ejecuciones, apagones, bloqueos, protestas. Ningún medio nacional —fuera de boletines oficiales— habla del paraíso que pinta el gobierno estatal. Al contrario, las notas muestran la otra cara del Caribe mexicano.

Mara Lezama dice que gobernar es comunicar con propósito. Pero gobernar también es resolver. Y esa parte, la de los resultados tangibles, sigue en veremos. Hoy la gobernadora recibe una medalla por decir las palabras correctas en el lugar correcto. Pero el verdadero reconocimiento lo otorgan las y los ciudadanos cuando las palabras se traducen en cambios reales. Mientras eso no ocurra, el premio no deja de ser una medalla colgada en el cuello de la simulación.

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