octubre 27, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Cancún.- Con una sonrisa de oreja a oreja, la presidenta municipal de Benito Juárez llegó a Villas Otoch a dar el banderazo de salida a su más reciente hazaña: ¡poner CHAPOPOTE de 7 centímetros de espesor! Aunque claro, en el nuevo lenguaje de la Cuarta Transformación eso se llama “carpeta asfáltica”, que suena más técnico, más moderno… y más caro.

No es que uno quiera ser malpensado, pero basta con una regla escolar y una buena lluvia para comprobar que esos 7 cm se deshacen más rápido que las promesas de campaña. Pero no nos desviemos, que esto no es nuevo. Lo que sí es nuevo es el descaro con el que se presenta como una “gran obra de infraestructura”, cuando ya sabemos que esto es más reciclado que una botella de PET.

Y mientras se presume lo ordinario como extraordinario, vale la pena hacer memoria —sí, esa palabra tan incómoda para algunos— y recordar que en 2013, durante la administración de Julián Ricalde, se invirtieron 140 millones de pesos adicionales al presupuesto para pavimentación con concreto hidráulico. Sí, concreto, ese material que no se va con las primeras lluvias ni se agrieta cuando pasa un triciclo. En 20 meses, más de un millón de metros cuadrados se transformaron con obras reales, no con simulacros fotográficos.

Y aunque muchos lo dudaban —y con justa razón—, hay que reconocer que Greg Sánchez también tuvo su momento de gloria ecológica: logró que los «dragones» reciclaran más de 200 kilómetros de asfalto en Cancún. Sí, aunque suene a cuento de fantasía urbana, en su gobierno las vialidades no solo se parchaban, se regeneraban. Puede que no haya habido varita mágica, pero al menos hubo maquinaria pesada… y un toque de audacia administrativa que, en estos tiempos de baches eternos, hasta suena heroica.

Y si seguimos hurgando en la historia (esa que tanto molesta a quienes gobiernan desde la amnesia), llegamos a 1995, cuando Carlos Cardín decidió que Cancún no podía seguir sobre el lodo y comenzó a construir calles con concreto hidráulico. ¿Y qué creen? ¡Todavía existen! Vaya milagro de la ingeniería noventera. Si usted vive en alguna de esas regiones, lo sabe: su calle sigue ahí, sin baches, sin parches y sin promesas recicladas.

Pero hoy, en pleno 2025, regresamos con orgullo al chapopote, como si fuera el descubrimiento del siglo. ¿Para qué usar concreto si el «efecto foto» lo da igual el asfalto delgadito? Total, lo importante no es que dure, sino que alcance para la selfie.

Así que brindemos —con pozole y promesas— por este acto heroico de ponerle una curita a una fractura expuesta. Mientras tanto, Julián Ricalde y Carlos Cardín deben estar mirando desde lejos, con una mezcla de resignación y risa, viendo cómo en la 4T la historia no sólo se repite, sino que se reduce… a 7 centímetros de “pintura negra”. 

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