octubre 29, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Monterrey, N. L.— En el mundo de los servicios por aplicación, las cancelaciones de último minuto, los clientes que no salen de su casa y los que “olvidan” pagar son parte del paquete… pero en Monterrey, un conductor decidió que ya estaba harto. Muy harto. Tanto, que cambió las reglas del juego y podría pasar de manejar un auto a manejar una celda.

El protagonista de esta tragicomedia es Jorge, chofer de aplicación que, según relató en un grupo de Facebook para conductores de Uber y Didi, tuvo un pasajero que se negó a pagarle un viaje de 265 pesos. Indignado, Jorge hizo lo que cualquier persona con cero tolerancia y un exceso de creatividad legal haría: fue a la casa del usuario y se “cobró” robándose el medidor de luz de la CFE.

Para que no quedara duda de su hazaña, subió fotos de la fachada de la casa y del medidor reposando cómodamente dentro de su vehículo. Evidencia que, lejos de convertirlo en héroe de barrio, podría regalarle una temporada completa en la cárcel.

Y es que, según el Código Penal Federal, sustraer, alterar o dañar un medidor de luz no es un berrinche: es un delito grave. El artículo 140 habla de sabotaje a servicios públicos, con penas de 2 a 20 años de prisión y multas de hasta 50 mil pesos. El artículo 254, fracción IX, lo complementa con un castigo de 3 a 10 años y multas de hasta 113 mil pesos. Un “tarifazo” que ni la inflación se atrevería a poner.

Hasta el momento, ni la CFE ni las autoridades de Santa Catarina han dicho una palabra, pero si el pasajero decide denunciar, el conductor podría pasar de buscar pasajeros en la app a buscar abogados de oficio.

La ironía es cruel: el usuario moroso solo tendría que pagar el viaje y ver cómo su calificación como pasajero cae en picada, mientras Jorge, en su afán de hacer justicia, podría terminar aprendiendo que en México la luz… siempre la corta el Estado.

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