
Redacción / Quintana Roo Ahora
Colombia. -En 2015, un hecho insólito sacudió a Colombia y al mundo. José Mariena Cartolos, un agricultor de 65 años dedicado a la siembra de palma, descubrió en su finca uno de los mayores tesoros escondidos de la historia reciente: cerca de 600 millones de dólares en efectivo, enterrados bajo tierra desde hacía décadas.
El hallazgo ocurrió mientras Cartolos cavaba zanjas para instalar un sistema de riego financiado con una subvención estatal. Lo que parecía ser un día común de trabajo en el campo cambió abruptamente cuando la pala tropezó con varios contenedores de plástico azul. Al abrirlos, emergieron fajos de billetes de 100 dólares envueltos en material diseñado para resistir la humedad.

El vínculo con el Cartel de Medellín
Las autoridades locales, notificadas de inmediato por el agricultor, iniciaron una investigación que pronto reveló el origen del dinero: la fortuna clandestina de Pablo Escobar. En los años ochenta, el líder del Cartel de Medellín amasó una riqueza estimada en 30.000 millones de dólares gracias al tráfico internacional de cocaína. Parte de ese imperio económico fue ocultada en casas, bodegas, fincas y enterrada en terrenos remotos para evadir el control de las autoridades y garantizar reservas líquidas.
El dinero incautado fue clasificado como producto de actividades ilícitas y confiscado por el Gobierno colombiano. De acuerdo con los informes oficiales, la millonaria suma se destinó a programas sociales, proyectos de infraestructura y planes comunitarios enmarcados en las políticas de reparación frente a los estragos que dejó el narcotráfico en el país.
Un eco del pasado que persiste
El hallazgo de Cartolos se convirtió en uno de los episodios más emblemáticos de la “cacería de tesoros” vinculados a Escobar. Desde la muerte del capo en 1993, abundan las historias de campesinos y buscadores que aseguran haber encontrado —o estar a punto de encontrar— escondites repletos de dólares, lingotes de oro o joyas.
El caso también evidencia la magnitud de la economía subterránea que construyó Escobar, quien en su momento llegó a figurar en la lista de los hombres más ricos del planeta según Forbes. Para muchos colombianos, estos descubrimientos son recordatorios tangibles de un pasado oscuro, de un poder criminal que aún deja huellas en la sociedad y en la memoria colectiva.
El agricultor que tropezó con la fortuna nunca se quedó con un solo billete. Su vida volvió a la rutina, pero con una certeza ineludible: bajo los suelos de Colombia aún pueden permanecer enterrados otros capítulos de una historia que el país sigue intentando cerrar.