noviembre 8, 2025

Redacción / Quintana Roo Ahora

Ciudad de México.– La juventud mexicana carga con un peso silencioso pero cada vez más visible: el estrés financiero. Según la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (Ensafi) elaborada por el Inegi, casi 7 de cada 10 jóvenes entre 18 y 29 años —unos 16.1 millones de personas— viven bajo presión económica, en niveles que van de moderado a alto.

De acuerdo con los datos del organismo, 6.6 millones de jóvenes padecen un nivel alto de estrés financiero (28.6%), mientras que 9.5 millones presentan un nivel moderado (40.9%). El restante 30.5% afirma tener una preocupación baja o nula por el dinero. La brecha de género también se hace evidente: el 71.2% de las mujeres jóvenes reporta afectación económica significativa, frente al 67.6% de los hombres del mismo rango de edad.

La raíz del problema

La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) explica que las principales causas del estrés financiero en este sector poblacional son la incertidumbre laboral, los bajos salarios y la falta de educación financiera. Muchos jóvenes inician su vida adulta con gastos elevados —como colegiaturas, rentas o deudas— sin contar con herramientas suficientes para administrar su dinero.

“El acceso rápido a créditos o tarjetas con intereses superiores al 100% es un detonante serio”, advierte Daniel Urías, fundador de Cooltura Financiera, quien señala que la falta de conocimiento financiero puede llevar a sobreendeudamientos tempranos y problemas de largo plazo.

La psicóloga Carmen Contreras coincide en que la independencia económica precoz también genera vulnerabilidad: “Los jóvenes se mudan solos, rentan en zonas céntricas y buscan mantener un estilo de vida que ven en redes sociales, aunque no les alcance. Por eso compartir gastos con roomies se ha vuelto tan común”.

Más allá del dinero: un impacto emocional

El estrés financiero, advierte Condusef, no solo afecta el bolsillo. También impacta la salud mental y física, provocando ansiedad, insomnio, depresión e incluso enfermedades cardiovasculares. Además, puede alterar la dinámica familiar y reducir el desempeño laboral o académico.

Jóvenes en pobreza y precariedad laboral

El panorama se agrava si se considera que 6.8 millones de jóvenes en México viven en pobreza, lo que equivale al 28.8% del total en ese rango de edad. De ellos, casi 70% tiene al menos una carencia social, como rezago educativo o falta de acceso a servicios de salud y seguridad social, según el Inegi.

A nivel laboral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que la tasa de desempleo juvenil en América Latina triplica la de los adultos, y alrededor del 60% de los jóvenes mexicanos trabaja en la informalidad, lo que limita sus oportunidades de desarrollo y acceso a prestaciones.

“A pesar de la recuperación del empleo tras la pandemia, persisten desigualdades profundas, especialmente entre las mujeres y quienes viven en contextos de vulnerabilidad”, subraya el informe de la OIT “Jóvenes en el mercado laboral: entre la informalidad y la falta de oportunidades”.

Un futuro con deudas y ansiedad

En medio de este panorama, los jóvenes mexicanos enfrentan un doble desafío: sobrevivir al presente económico y construir un futuro estable. Sin educación financiera ni empleos dignos, la llamada “generación de la incertidumbre” ve cómo el dinero se convierte en una fuente constante de ansiedad.

Mientras tanto, especialistas coinciden en que la solución no solo está en mejores ingresos, sino también en políticas públicas de educación financiera, acceso a crédito responsable y empleos formales con seguridad social.

Porque más allá de los números, el estrés financiero en los jóvenes revela algo más profundo: una generación que creció soñando con independencia, pero que hoy vive atrapada entre la deuda y la preocupación diaria por llegar a fin de mes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *