No hay nada más cómodo en el mundo que gastar dinero ajeno. O como también se dice, saludar con sombrero ajeno.
Es el caso de Juan Carrillo. La gobernadora Mara Lezama hace todo lo posible por pagarle políticamente el apoyo otorgado a sus campañas, pero mientras más pasa el tiempo más incómodo se le hace la cercanía política del cleptómano Juan Carrillo.
Lo salvó del brutal desfalco hecho en el municipio Isleño, colocó a Irazú Sarabia May en la Secretaría de Obras, dicho de paso en Isla Mujeres hizo toda la estrategia de moches, rentas ficticias, porcentajes de obras y adquisiciones etc., de la misma manera obtuvo posiciones en APIQROO, es decir, pagado hasta la saciedad.
El berrinche mayor llegó cuando le dijeron que los isleños solo quieren que regresé pero, lo que se robó. Por qué su desprestigio es tal que ni se para en la ínsula. Así se tendrá que reelegir en el Congreso de la Unión como diputado federal. Eso le va a servir para dos cosas: una para seguir yendo a levantar el dedo o más bien la uña, y para alejarlo del Estado y más de la Isla, aunque en los últimos días está posibilidad se tambalea.
A los oídos de la que manda en el Estado han llegado noticias nuevas de otras linduras del ex edil isleño, y por otra parte el morenaje comienza a apretar para que no haya espacios para el partido Verde que sean de consolación o de trato cúpular, esto último está tambaleando la endeble canoa en la que navega el discípulo número uno de Roberto Borge Ángulo preso desde hace poco más de cinco años, y que sin el fuero él le haría muy grata compañía.