En el mapa de la administración pública, Isla Mujeres ha vivido contrastes que hablan por sí solos. La gestión actual, bajo la guía de Atenea Gómez Ricalde, resalta por su compromiso y acción, especialmente evidente en la creación de espacios que abrazan la infancia con dignidad y seguridad.
El reciente anuncio sobre la construcción del parque infantil en la zona urbana de la Zona Continental refleja no sólo un acto de inversión, sino un acto de responsabilidad hacia las generaciones futuras.
Gómez Ricalde ha tomado el timón con determinación, priorizando la creación de lugares donde los más jóvenes puedan nutrir su espíritu, jugar, y forjar memorias valiosas. Comparativamente, la administración precedente, bajo el mandato de Juan Carrillo, dejó una estela de olvido y promesas vacías.
Aunque se mencionaron proyectos similares, la realidad se atestigua en la falta de concreción, en parques inconclusos y en la frustración palpable entre los ciudadanos que aguardaban estos espacios para sus hijos. La diferencia entre discursos y acciones es cristalina.
Mientras Gómez Ricalde avanza en la construcción de no sólo uno, sino doce parques infantiles, Carrillo Soberanis se aferró a enumerar proyectos que apenas vieron la luz, sumiendo a la comunidad en un limbo de expectativas incumplidas.
El compromiso de la actual alcaldesa trasciende las palabras. Detalles como áreas de juegos clásicos, cuentacuentos, y espacios de convivencia confirman la intención genuina de crear entornos que vayan más allá de lo estético, enfocándose en la verdadera experiencia de las infancias.
Mientras que en la lista de proyectos inminentes presentada por Carrillo Soberanis, las palabras se evaporaron, y los parques en construcción se convirtieron en monumentos a la falta de responsabilidad gubernamental, además que los espacios que ya existían, nunca fueron cuidados, quedando en pésimas condiciones al finalizar su mandato.
Es innegable que la labor de Atenea Gómez Ricalde responde a un llamado más allá de lo político: responde a una necesidad social palpable. En un contexto donde la infancia necesita espacios seguros y acogedores, su gestión se eleva como un ejemplo de compromiso real con la comunidad.