Viaje inaugural del Tren Maya revela carencias y descontento público

El primer viaje público del Tren Maya entre Cancún y Campeche ha dejado al descubierto carencias y problemas debido a su inauguración precipitada, según revela una crónica publicada en Reforma. A pesar de la controversia en torno a la construcción sin los permisos ambientales y el escándalo por el aumento del costo del proyecto, el recorrido resultó tedioso, con una velocidad promedio de 89 kilómetros por hora, más lento que los autobuses en la autopista.

Los pasajeros, muchos de los cuales se encontraban aburridos y desesperados, enfrentaron problemas como la falta de comida y bebida, baños descompuestos y estaciones no terminadas. El itinerario, que debía ser directo sin detenerse en las 12 estaciones intermedias no completadas, resultó más lento y problemático de lo esperado.

Durante el viaje, los pasajeros se quejaron de la monotonía del paisaje verde y la falta de entretenimiento. A medida que avanzaba la jornada, la desesperación creció entre los viajeros, muchos de los cuales lamentaron la falta de atractivos visuales y la escasa planificación del trayecto.

La crónica destaca también que, a pesar de las obras inconclusas, la estación en Cancún seguía sin terminar, con columnas, trabes y techados faltantes. A pesar de estas deficiencias, la emoción inicial de los simpatizantes del presidente López Obrador se desvaneció, y el viaje se volvió más largo y fastidioso de lo esperado.

El director de la empresa Tren Maya S.A. de C.V., el militar Óscar Lozano Águila, se acercó a saludar durante las pausas, pero las preguntas sobre las obras incompletas desencadenaron respuestas evasivas y críticas hacia los periodistas. A pesar de estos inconvenientes, los pasajeros finalmente llegaron a Cancún tras más de nueve horas de viaje.

Aunque el Tren Maya pretende ser una obra emblemática, el viaje inaugural ha dejado en evidencia las deficiencias y el descontento entre los pasajeros, poniendo en duda la calidad y planificación del proyecto.