Quintana Roo a 25 de Enero.- La majestuosa red de cuevas, cenotes y ríos subterráneos que adornan la península de Yucatán, un escenario natural donde la luz del sol se entreteje mágicamente con las estalactitas y las aguas cristalinas, está sufriendo una drástica transformación. Las recientes estructuras de acero y cemento, partes fundamentales de un ambicioso proyecto gubernamental, han tomado lugar en este paradisíaco caribe mexicano, alterando su esencia.
Ecologistas en México, armados con videos y fotografías y con una lucha de años en su haber, denuncian los daños provocados por el Tren Maya, la obra emblema del presidente Andrés Manuel López Obrador, incluyendo todas sus instalaciones colindantes. En las imágenes distribuidas, se aprecia la perturbación subterránea en uno de los rincones más cautivadores del Caribe mexicano. Guillermo DChristy, espeleólogo y experto en calidad del agua, se suma a la voz de los activistas alzando la alarma sobre los riesgos ambientales de este proyecto estrella de la administración de López Obrador. Esta semana, DChristy ha sacado a la luz pública, a través de sus redes sociales, evidencias que contradicen las alegaciones conservacionistas del gobierno.
Las grabaciones, tomadas el domingo pasado, revelan un escenario desolador. «Se nos prometió que se protegería este sistema de cavernas y cenotes, y que permanecería intacto», expresa DChristy en los videos, acusando directamente al gobierno y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de faltar a su palabra. Su decepción es clara cuando afirma: «Nos mintió, señor presidente». La inyección de concreto en las cavidades naturales es evidente, con más de una docena de grandes perforaciones ya efectuadas. El activista subraya que la combinación de una mayor afluencia turística, desarrollos inmobiliarios y la construcción de una línea de tren por la selva constituye el más grave ecocidio en la historia del lugar.
Este ecosistema de cuevas, cenotes y ríos subterráneos es crucial para el medio ambiente: constituyen la única fuente de agua dulce para la región, que carece de ríos superficiales debido a suelo de roca caliza. La intervención humana en una área tan sensible echa a temblar el equilibrio existente, lo que podría tener consecuencias irreversibles no solo para este hábitat natural, sino también para las comunidades que dependen de estas fuentes de agua vital.