Un campamento de alrededor de 100 migrantes se ha consolidado en la frontera entre México y Estados Unidos, específicamente en Ciudad Juárez con El Paso, en medio de la incertidumbre generada por la ley SB4 de Texas. Esta legislación, promovida por el gobernador Greg Abbott, persiste en su aplicación a pesar de los fallos judiciales en su contra.
Durante cinco días, los migrantes han estado acampando entre el río Bravo o Grande y la cerca de alambre de navajas, mientras la Guardia Nacional de Texas vigila la zona. Ante las bajas temperaturas que ponen en riesgo su salud, organizaciones religiosas en Juárez planean proporcionarles cobijas, ropa y comida.
Carlos Mayorga, del Colectivo por la Paz Ángeles Mensajeros, expresó su preocupación: «Definitivamente, esta ley va en contra de los principios básicos de humanidad. Ellos no son malos; cada una de las personas que han transitado por otros países para llegar a los Estados Unidos son personas de bien».
La situación ha dejado a los migrantes en un limbo legal, ya que la ley SB4 criminalizaría el ingreso irregular a Texas y facultaría a las fuerzas estatales para realizar arrestos migratorios y deportaciones. Aunque la Suprema Corte de Estados Unidos inicialmente permitió la aplicación de la ley, el tribunal de apelaciones del Quinto Circuito suspendió su entrada en vigor.
Sin embargo, el gobernador Abbott ha anunciado que su Gobierno continuará con el arresto de migrantes, lo que ha llevado a una precipitada llegada de migrantes a la frontera. Varados entre el río Bravo y la primera barrera de Estados Unidos, estos individuos se encuentran en una situación de vulnerabilidad, enfrentando obstáculos legales y humanitarios en su búsqueda de una vida mejor.