En un acto de cinismo político, el Diputado Humberto Aldana, conocido por su voracidad y oportunismo, ahora pretende ascender a diputado federal bajo las siglas de Morena, en un claro intento por aferrarse al poder sin importar los principios éticos o el respeto por la voluntad del electorado.
Aprovechando su posición como presidente de la Junta de Gobierno del Poder Legislativo, Aldana ha demostrado una falta de escrúpulos al administrar recursos públicos y ahora busca proyectarse como legislador federal sin haber demostrado competencia ni vocación por el servicio público.
Con un historial académico limitado y un pasado vinculado al sector turístico, Aldana ha escalado posiciones políticas sin mérito alguno, valiéndose de su lealtad a Morena y su habilidad para manipular las circunstancias a su favor.
Su solicitud de licencia y el nombramiento de una legisladora suplente son apenas el último capítulo de una saga de ambición desmedida, donde el bienestar del pueblo queda relegado a un segundo plano frente a sus propios intereses personales.
En este contexto, Aldana y otros como él se burlan descaradamente de los principios proclamados por el presidente AMLO, socavando la confianza en el sistema político y traicionando la confianza del pueblo que esperaba un cambio real y honesto.