Redacción / Quintana Roo Ahora
TULUM.- La detención de Eliazar Sagrero Ordóñez, líder del sindicato de taxistas Tiburones del Caribe, ha generado una ola de protestas en Tulum y alrededores, especialmente en la carretera en dirección a Playa del Carmen. Decenas de taxistas, ocultando las placas y números económicos de sus unidades, se manifiestan en rechazo a lo que consideran una detención motivada políticamente.
El arresto de Sagrero Ordóñez, llevado a cabo el 29 de agosto por agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) en Tulum, ha sido justificado por las autoridades bajo cargos de homicidio calificado e intento de homicidio, relacionados con un incidente que involucra a cuatro personas cuya identidad ha sido reservada. Durante el operativo, también fue detenido Juan Manuel “N”, y se aseguró un arma de fuego calibre .380.
Sin embargo, los miembros del sindicato han expresado su inconformidad, argumentando que la detención es una represalia política. Señalan que el arresto coincide con recientes cambios en el tarifario de taxis en Quintana Roo y con la creciente competencia de plataformas como Uber y DiDi, lo que, según ellos, ha afectado directamente a su gremio.
«Estamos apoyando una causa justa. El piso no está parejo para nosotros (…) Queremos igualdad en la regulación de tarifas y una certeza jurídica, ya que no es justo que todo esté en contra de nosotros», declaró uno de los manifestantes.
Los taxistas exigen la liberación de su líder y aseguran que su arresto es un intento por desestabilizar sus demandas de igualdad en la regulación y tarifas del sector. Planean llevar a cabo manifestaciones pacíficas adicionales hasta que sus peticiones sean escuchadas y atendidas.
Por su parte, la FGE sostuvo que la detención de Sagrero Ordóñez se realizó conforme a la ley, cumpliendo con una orden de aprehensión emitida por un Juez de Control en base a la evidencia disponible. Las investigaciones continúan en curso.
La situación en Tulum sigue siendo tensa, mientras las autoridades y los manifestantes se encuentran en una encrucijada que podría definir el futuro del sector del transporte en Quintana Roo.