Redacción / Quintana Roo Ahora
Quintana Roo.- El estado de Quintana Roo enfrenta una alarmante discrepancia en las cifras de personas desaparecidas. Mientras la Fiscalía General del Estado (FGE) reporta menos de 900 casos en lo que va del año, los colectivos de madres buscadoras revelan un panorama mucho más sombrío, estimando alrededor de 1,500 personas desaparecidas. Esta brecha en los datos no solo desconcierta, sino que también evidencia una crisis que no puede ser ignorada.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre enero y agosto de este año, la FGE ha registrado 883 carpetas de investigación por desapariciones. De estas, casi el 40% corresponden a Cancún, con 340 casos. Playa del Carmen y Chetumal siguen con 181 y 180 reportes, respectivamente, mientras que otras localidades como Felipe Carrillo Puerto, Tulum y Bacalar también figuran con números considerables.
Sin embargo, para los colectivos de madres buscadoras como «Verdad, Memoria y Justicia», liderado por Romana Rivera, estas cifras oficiales están muy lejos de la realidad. Rivera asegura que, en promedio, se reportan hasta cinco desapariciones diarias en Quintana Roo, lo que sumaría alrededor de 1,200 casos solo en los primeros ocho meses del año. Esta disparidad con las cifras oficiales no es un simple error de cálculo, sino un indicio de que la magnitud del problema podría estar siendo subestimada.
La asociación Red Lupa también tiene datos que chocan con los registros oficiales. Según su reporte hasta el 16 de mayo, ya habían contabilizado 1,213 personas no localizadas, de las cuales el 68.67% son hombres y el 31.16% mujeres. Esta tendencia se vincula en su mayoría a delitos relacionados con el narcotráfico y células delictivas que operan en distintos municipios del estado.
Lo que resulta aún más preocupante es que, en muchos casos, las familias conocen a los responsables de la desaparición, pero el miedo a represalias impide que denuncien. En otras ocasiones, las familias reciben amenazas directas que las obligan a detener la búsqueda de sus seres queridos. Esta combinación de violencia, impunidad y silencio ha creado un clima donde la esperanza de encontrar a los desaparecidos se desvanece junto con las cifras oficiales.
El mes de abril fue el más letal en cuanto a desapariciones, con 119 casos reportados, seguido de meses como enero, marzo y mayo, cada uno con 118. En contraste, febrero fue el mes con menos incidentes, con 86 casos. Pero incluso esta tendencia mensual no logra apaciguar el creciente clamor de las asociaciones, que insisten en que las desapariciones siguen ocurriendo a un ritmo alarmante.
La diferencia entre los números oficiales y los que manejan los colectivos no es solo una cuestión de estadística, sino una señal de una problemática más profunda: la invisibilización de las víctimas. Las cifras del gobierno parecen minimizar el impacto de una crisis que afecta a miles de familias en Quintana Roo, mientras que los colectivos luchan cada día por hacer visible lo que las autoridades prefieren no contar.
La pregunta que queda en el aire es: ¿quién tiene la verdad? Mientras los números no cuadren, las madres seguirán buscando, los colectivos seguirán denunciando, y la sociedad quedará atrapada entre la desesperación y el olvido. Con información de Por Esto!