Redacción / Quintana Roo Ahora
Paso En Falso
La política en Quintana Roo nos ha acostumbrado, lamentablemente, a escándalos y personajes controvertidos que manchan la legitimidad de las instituciones. Uno de estos ejemplos es el caso de Filiberto Martínez Méndez, diputado priista de la XVIII Legislatura, quien, en lugar de ocupar su curul para servir a la ciudadanía, parece estar más preocupado por mantenerse fuera de la cárcel. Acusado de peculado por más de 500 millones de pesos durante su gestión como presidente municipal de Solidaridad, Martínez Méndez recurrió en su momento a un amparo como escudo contra las posibles acciones de la Fiscalía Anticorrupción.
Es importante subrayar que Quintana Roo eliminó el fuero constitucional en 2017, precisamente con el objetivo de evitar que personajes como Martínez Méndez utilicen la inmunidad política como herramienta de impunidad. Esta eliminación fue una victoria histórica, apoyada incluso por la bancada priista. Sin embargo, parece que las viejas prácticas son difíciles de erradicar.
Martínez Méndez, quien insiste en que no hay ninguna orden de aprehensión en su contra, argumenta que todo se trata de «ruidos» propios de las contiendas electorales. Pero la realidad es que los «ruidos» no aparecen de la nada, y mucho menos cuando hay una investigación activa en la Fiscalía Especializada en Delitos Patrimoniales y un expediente de amparo que confirma su temor ante una posible orden de detención. ¿Es esta la conducta de un servidor público inocente o de alguien que busca, por todos los medios, evitar enfrentar la justicia?
Es indignante que, mientras el exalcalde está más enfocado en limpiar su nombre, la población de Quintana Roo, en especial la de Solidaridad, sigue esperando respuestas y, sobre todo, justicia. Martínez Méndez es señalado por ser uno de los peores presidentes municipales en la historia de ese municipio. Su administración dejó un legado de opacidad y saqueo, una herida abierta que aún supura entre los ciudadanos. ¿Cómo se puede confiar en un legislador cuyo pasado está tan lleno de sombras?
Más allá de las declaraciones vacías y los amparos preventivos, el verdadero problema aquí radica en la falta de consecuencias reales para quienes abusan del poder. El mensaje que se envía a la ciudadanía es claro: la corrupción es tolerada y los políticos, con los contactos y recursos adecuados, pueden seguir transitando por la vida política sin rendir cuentas. ¿Dónde queda la transparencia? ¿Dónde está el compromiso real de las autoridades para poner fin a este ciclo de impunidad?
Es preocupante escuchar a Martínez Méndez afirmar que su papel en la XVIII Legislatura será «la defensa de los intereses de la población como oposición», cuando lo que realmente necesita defender es su propia integridad ante la ley…
Es hora de que nuestros representantes recuerden que su verdadero papel es servir al pueblo, no servirse de él.