#PasoEnFalso
En la toma de protesta de la XVIII Legislatura de Quintana Roo, lo que prometía ser una ceremonia solemne y cargada de responsabilidad se transformó en una ostentosa pasarela digna de los eventos más exclusivos. La contradicción entre el discurso de austeridad promovido por la Cuarta Transformación (4T) y la realidad que presentan sus nuevos representantes es tan evidente que resulta imposible ignorarla.
La diputada María Jimena Lasa, quien en su campaña prometió ser una voz para los más vulnerables del Distrito VIII, sorprendió a todos con su elección de vestimenta: un elegante vestido de David Salomón, cuyo precio puede superar fácilmente los 15 mil pesos. Mientras ella se presenta ante el público con un atuendo de lujo, ¿dónde queda la congruencia con la cercanía y empatía con los ciudadanos que menos tienen?
De igual manera, la diputada María José Osorio, representando al Distrito X, no se quedó atrás en cuanto a extravagancias. Su maquillaje personalizado de diseñador, exhibido orgullosamente en redes sociales, no hace sino ampliar la brecha entre el discurso de austeridad y la realidad de sus representantes. En una época en la que se nos insta a moderar nuestros lujos y a centrarnos en la equidad, estos gestos parecen no sólo inapropiados, sino insultantes para aquellos que realmente luchan por llegar a fin de mes.
La toma de protesta, que debería haber sido un acto de humildad y de compromiso con el servicio público, se asemejó más a una «alfombra roja» donde la ostentación y el glamour prevalecieron sobre la sobriedad y el compromiso. Entre los presentes estaban la diputada Lilia Inés Mis Martínez, Euterpe Alicia Gutiérrez Valasis, Silvia Dzul Sánchez, Andrea del Rosario González Loria, Paola Elizabeth Moreno Córdoba, Jennifer Paulina Rubio Tello, y otras, cuyas presencias y ostentaciones reflejaron un claro alejamiento de los principios de austeridad y simplicidad que la 4T predica.
La aparente contradicción entre la austeridad que promueve la administración de la 4T y el lujo visible en la toma de protesta de sus nuevos representantes en el Congreso de Quintana Roo socava la credibilidad del movimiento y cuestiona la autenticidad de sus promesas de cambio. La discrepancia entre el discurso de transparencia y la realidad lujosa puede perpetuar las mismas prácticas criticadas durante años, generando desilusión entre quienes aún esperan un cambio verdadero. La verdadera prueba para la nueva legislatura será alinear sus acciones con los principios proclamados, demostrando así que el cambio es posible y no sólo una promesa vacía.