Redacción / Quintana Roo Ahora
Chiapas.-En un caso que ha generado profunda tristeza e indignación en Tuxtla Gutiérrez, el pasado sábado 19 de octubre fue vista por última vez Liliana Guadalupe, una niña de 12 años que vendía pan en las calles del barrio Colón. Aquel día, ella llegó desde Berriozábal junto a su madre y hermana, como de costumbre, para ofrecer sus productos en la ciudad. Cerca de las 3:00 de la tarde, “Lupita”, como la llamaban cariñosamente, se comunicó por última vez con su familia, y luego se perdió todo rastro.
La familia de Lupita y colectivos de búsqueda, como Madres en Resistencia, comenzaron una intensa búsqueda en la zona, pegando fichas con su fotografía y recorriendo calles y contenedores. Sin embargo, el desenlace fue trágico: luego de varios días sin pistas, la Fiscalía General del Estado (FGE) realizó un cateo en el barrio Colón, donde hallaron el cuerpo de la pequeña en el patio de una casa. Un hombre de 45 años ha sido señalado como el presunto feminicida, y las autoridades han asegurado el domicilio y otros dos predios relacionados con el acusado.
Vecinos del lugar comentaron que el sospechoso había sido visto el domingo en la madrugada, llevando una cobija con rastros de sangre hacia un contenedor de basura. Según otros testimonios, el hombre tiene antecedentes violentos, incluso rumores de otros crímenes en la misma comunidad.
Los familiares de Lupita y activistas sociales han expresado su enojo contra las autoridades, señalando que la respuesta de la Fiscalía fue tardía y que no se emplearon todos los recursos disponibles en la búsqueda inicial. Isabel Torres, madre de otra desaparecida y miembro de Madres en Resistencia, acusó a la FGE de haber obstaculizado su apoyo a la familia de Lupita.
El caso ha abierto un doloroso debate en la comunidad, mientras familiares y vecinos exigen justicia para “la güerita” y condenan la violencia que enfrentan niñas y mujeres en la región.