De azul a verde… y sin pena: La ‘camaleónica’ historia de Eduardo Salamy Kuyoc

Redacción / Quintana Roo Ahora

Cancún.- Eduardo Salamy Kuyoc, o como algunos lo llaman, “el político flexible”, comenzó su carrera pintado de azul panista, ondeando la bandera del Partido Acción Nacional (PAN) como si hubiera nacido para defender sus principios. Pero, como bien dicen, “donde hay interés, no hay color”, y hace tres años Salamy se dejó seducir por el Partido Verde Ecologista de México, saltando de la fórmula ganadora del PAN, PRI y PRD a los brazos de la alianza verde en Benito Juárez. Así, sin ruborizarse, se ganó una regiduría.

¿Y qué hizo con ella? Bueno, aquí está lo interesante: absolutamente nada. Ni una propuesta memorable, ni un esfuerzo digno de resaltar. Salamy se convirtió en regidor pero pasó sus días como una sombra más en la administración, disfrutando de la vista sin contribuir nada significativo al municipio.

Pero su papel en la política tiene una trama que va mucho más allá de la inactividad. Salamy, junto a su empresa y a Eduardo Arcila, estuvo relacionado con el infame “Cártel del Despojo” en Quintana Roo. Durante la administración de Remberto Estrada Barba, esta red aprovechó las deudas de impuestos prediales en Cancún para despojar de sus viviendas a más de 700 familias. Con una estrategia digna de película, simulaban notificaciones a los morosos, declaraban las propiedades como abandonadas y luego las remataban a terceros, todo sin que los dueños recibieran siquiera una advertencia. Fue solo hasta 2018, en la entrega de la administración a Mara Lezama, que comenzaron a aparecer documentos que implicaban a direcciones de Tesorería en esta maniobra turbia.

La trayectoria de Salamy no termina en lo oscuro. También tiene su toque ridículo. En uno de los episodios más sonrojantes de su vida, intentó comprar un BMW en Mercado Libre, solo para terminar estafado. Un final tragicómico para un hombre que, sin duda, soñaba con ir por el carril de alta velocidad, pero terminó varado en el ridículo.

Hoy, Salamy ha encontrado su último puesto en el Registro Civil, donde su experiencia en embrollos y política le será… bueno, de poco o nada de ayuda. Sin experiencia relevante en la materia, ahora se enfrenta al reto de demostrar que al menos en una oficina burocrática puede ser algo más que un simple adorno.

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