Redacción / Quintana Roo Ahora
Yucatán.- En noviembre de 2019, Luis May, escultor y ceramista de renombre, compartió una noticia histórica a través de quien escribe estas líneas: junto a un equipo de colaboradores del Colegio de Bachilleres de Quintana Roo (COBA), May había logrado extraer el ingrediente principal del azul maya, un color ancestral cuya técnica de elaboración había permanecido en el olvido desde los tiempos precolombinos. Fue un logro sin precedentes para la preservación de las tradiciones mesoamericanas, especialmente en una región como Quintana Roo, cuna de la antigua civilización maya.
Tras meses de trabajo arduo e investigación intensiva, Luis May ha vuelto a sorprendernos. Hoy, nos revela en primicia que ha conseguido extraer la fórmula completa del azul maya, un hito que lo acerca a la consolidación de este descubrimiento mediante su patente. Actualmente, el pigmento se encuentra disponible en polvo, dado que no ha sido posible estabilizarlo en forma líquida. Pero lo más importante es que, por primera vez en siglos, tenemos acceso al pigmento legendario que alguna vez pintó los murales, cerámicas y textiles mayas.
“Hemos logrado extraer el azul del CH’OJ (Añil, Indigofera suffruticosa)”, explica May emocionado. «Un servidor, junto con un grupo de pobladores de Cobá —Justino May, Natanael Vela, Lorenzo Vela, Raúl May, Noé Chimal—, y los propietarios de Aldea Maya Xunáan Kab —Don Leopoldo Chimal, Doña Hilaria Chooc y su hijo Arturo—, además de mi amiga Alma Valencia Arana, trabajamos incansablemente durante un año exacto, realizando investigaciones de campo y consultas bibliográficas hasta obtener el preciado azul.»
El proceso, detalla May, comenzó en octubre de 2018 con la búsqueda de la planta correcta, la cual encontró un mes después. En diciembre, recogió las primeras semillas y, entre enero y abril de 2019, se llevaron a cabo plantaciones en la Aldea Xunáan Kab y la Casa de la Cultura. Finalmente, el 20 de noviembre de 2019, tras dos intensos días de trabajo, lograron obtener el tan ansiado pigmento.
Este resurgimiento del azul maya no tiene precedente en la historia moderna de Quintana Roo. Los antiguos mayas y otras culturas mesoamericanas lo utilizaban para dar vida a sus más importantes creaciones artísticas, desde las pinturas murales hasta las esculturas. Su color profundo y resistente no solo tenía valor estético, sino también espiritual y simbólico.
Sin embargo, por motivos de derechos de propiedad intelectual, en esta ocasión Luis May ha optado por no revelar los detalles del proceso de extracción del pigmento. Lo que sí ha quedado claro es que estamos ante un renacimiento cultural y científico que reivindica el conocimiento ancestral de los mayas.
El Místico Azul Maya
El azul maya es más que un simple pigmento; es un símbolo de la sofisticación de las civilizaciones mesoamericanas. Este color vibrante, que se ha encontrado en pinturas murales, cerámicas y esculturas, ha sobrevivido al paso de los siglos debido a sus características excepcionales. Su resistencia a la luz, la humedad, los ácidos y los solventes orgánicos lo convierte en un pigmento único en la historia del arte.
Considerado el primer pigmento orgánico estable, el azul maya ha sido descubierto en sitios arqueológicos no solo en la región maya, sino también en lugares como el Templo Mayor de Tenochtitlán y otros centros ceremoniales. Su uso se extendió incluso hasta el periodo colonial, como lo demuestran las pinturas realizadas por el indígena Juan Gersón en el convento de Tecamachalco en 1562.
Este pigmento es un recordatorio de la conexión entre el pasado y el presente, un puente entre la creatividad ancestral y la ciencia moderna. Gracias a la dedicación de personas como Luis May, hoy podemos contemplar de nuevo la belleza de este color que fue testigo de los grandes momentos de la historia mesoamericana.
El azul maya ha renacido, y con él, una parte esencial de nuestra identidad cultural.