La silla del poder y la foto de la discordia: ¿Un acto inocente o un desliz?

Redacción / Quintana Roo Ahora

Yucatán.-En estos tiempos de redes sociales, las imágenes pueden ser mucho más que simples recuerdos; se transforman en declaraciones, a veces accidentales, de poder, privilegio o descaro. Este parece ser el caso de Joaquín Díaz Méndez, hijo del nuevo gobernador de Yucatán, Joaquín Díaz Mena, cuya reciente publicación en Instagram ha encendido una ola de críticas.

La fotografía en cuestión muestra al joven sentado en la silla presidencial de estado, un símbolo cargado de poder, mientras acompañaba a sus padres en un recorrido por el Palacio de Gobierno el pasado 2 de octubre. Lo que podría haber sido un simple gesto familiar en un edificio lleno de historia, rápidamente se convirtió en un tema de conversación pública. La imagen ha generado una serie de reacciones encontradas, especialmente en redes sociales, donde algunos usuarios no tardaron en señalar lo que consideraron una falta de respeto por parte del joven yucateco.

“La silla de gobierno es para uso del gobernador, no un sitio turístico”, comentaron varios usuarios, criticando la acción como inapropiada, mientras que otros lo calificaron de simple arrogancia juvenil. No es solo la fotografía lo que ha provocado estas reacciones, sino el contexto. La foto fue tomada apenas unos días después de que Joaquín Díaz Mena asumiera el cargo de gobernador, lo que hizo que algunos sintieran que el hijo estaba tomando libertades que no le correspondían. Las críticas se centraron en la idea de que la silla presidencial tiene un peso simbólico y debe ser tratada con el respeto que conlleva.

Por supuesto, hay quienes ven el asunto como algo inofensivo. «Solo es una silla», podrían argumentar algunos. Pero no podemos olvidar que en México los símbolos de poder tienen un significado profundo, especialmente en el contexto político. En una sociedad donde la imagen pública de los líderes y sus familias es observada con lupa, cada acción, incluso una tan aparentemente banal como sentarse en una silla, puede ser vista como un reflejo del respeto (o falta de) hacia las instituciones.

Más allá de la polémica generada por esta imagen, la pregunta que muchos se hacen es: ¿Es ilegal sentarse en la silla presidencial sin ser gobernador o presidente? La respuesta corta es no. Aunque podría considerarse una falta de protocolo o una falta de respeto hacia el cargo que representa, sentarse en la silla presidencial de estado no constituye un delito en México. Sin embargo, sí puede ser percibido como una transgresión simbólica, lo que ha sido suficiente para desatar una pequeña tormenta en el mundo digital.

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