Redacción / Quintana Roo Ahora
ESTADOS UNIDOS.- Imagina un plátano en la cocina de tu casa. Su vida útil es corta y su valor, apenas unos centavos. Ahora imagina ese mismo plátano, adherido a una pared con cinta adhesiva, y vendido por 6,2 millones de dólares. Esto no es una metáfora, es el arte conceptual de nuestro tiempo, una industria donde las frutas dejan de ser alimentos para convertirse en íconos culturales.
La obra Comediante del artista italiano Maurizio Cattelan, subastada esta semana en Sotheby’s, es el último ejemplo de cómo el arte contemporáneo transforma objetos comunes en piezas con un precio inimaginable. El comprador, Justin Sun, un criptoempresario con más de una controversia legal en su historial, pujó desde Hong Kong para adquirir esta peculiar representación artística. Pero ¿qué hay detrás de un precio tan disparatado por algo tan efímero como un plátano?
Arte conceptual: la idea vale más que el objeto
El plátano de Cattelan no es eterno; de hecho, se pudrirá antes de que el cheque sea cobrado. Sin embargo, lo que el comprador adquiere es mucho más que una fruta. Según el artista, el verdadero valor de Comediante radica en el concepto: un certificado de autenticidad y una lista de instrucciones detalladas para reemplazar el plátano periódicamente y conservar la “obra” intacta.
Este enfoque del arte conceptual redefine el acto de poseer. No se trata de tener un objeto tangible, sino de preservar una idea. Y en el caso de Comediante, esa idea incluye cambiar el plátano cada siete días y adherirlo a la pared con una cinta que también viene incluida.
¿Qué gana el arte? ¿Qué gana el artista?
Curiosamente, Cattelan no verá ni un dólar de esta venta, ya que el plátano subastado pertenece a un coleccionista privado que adquirió la obra en 2019. A diferencia de otros países, Estados Unidos no exige que los artistas reciban un porcentaje de las reventas, lo que deja a creadores como Cattelan fuera de las ganancias de sus propias ideas.
Cattelan, sin embargo, sí gana atención mediática y cultural. “Es extraño que el mercado del arte tradicional no contemple derechos de autor como lo hacen los NFT”, dijo el artista en una entrevista previa a la subasta.
El poder de la extravagancia
Para Justin Sun, esta compra no es solo una inversión en arte; es una declaración. El criptoempresario, conocido por sus escándalos legales y su colección de piezas excéntricas, ha adquirido arte como estrategia para construir su marca personal y vincular su nombre a fenómenos culturales.
Sun afirmó que el plátano “representa un fenómeno cultural” que conecta el arte, los memes y la criptomoneda. Más allá del discurso, la subasta también pone en evidencia cómo los ultrarricos utilizan el mercado del arte como una plataforma para ganar relevancia e influencia.
De la fruta al fenómeno cultural
Mientras que en el Upper East Side de Manhattan un plátano cuesta 35 centavos, la venta de Comediante eleva esta simple fruta a un estatus que mezcla ironía, absurdo y reflexión. Quizás esa sea la esencia del arte conceptual: un espejo que nos muestra lo ridículos que podemos ser como sociedad.
Al final, la pregunta no es si un plátano vale millones, sino qué significa que alguien esté dispuesto a pagar tanto por algo tan cotidiano. Tal vez ahí radique el verdadero genio de Cattelan: convertir lo banal en extraordinario y obligarnos a ver la vida desde una perspectiva distinta, aunque cueste más que una mansión.