Redacción / Quintana Roo Ahora
CANCÚN.- En una ciudad que aspira a un orden vial efectivo, la realidad en las calles de Cancún revela una dualidad perturbadora dentro de la Secretaría de Tránsito. Mientras algunos elementos se esfuerzan en operativos para controlar a motociclistas ilegales, otros han convertido sus patrullas en herramientas de extorsión. Este es el caso de la patrulla VIP marcada con el número 5735, identificada en redes y en testimonios ciudadanos como una unidad cuyo objetivo parece ser sólo el de “recaudar” dinero en beneficio de sus operadores.
Bajo el mando de un agente apodado «Aron», esta patrulla se ha vuelto una de las más temidas por trabajadores locales que, en su rutina diaria, temen cruzarse con ella. Su modus operandi es claro: circulan sin placas, con vidrios polarizados y buscan lugares estratégicos donde puedan interceptar ciudadanos sin levantar sospechas. En vez de buscar la seguridad vial, su función pareciera ser la de aprovechar el uniforme para llenar bolsillos.
Estas “patrullas VIP” se han ganado una reputación amarga, conocida por acechar en zonas de alto flujo laboral, donde los trabajadores viven la presencia de estos agentes como una sentencia: evadir una “mordida” es casi imposible. El temor es evidente, y la población siente que, lejos de velar por el bien común, estos agentes abusan de su autoridad para despojar de dinero a quienes, a duras penas, logran su sustento diario.
La ciudadanía ha levantado la voz, harta de una corrupción que parece enraizarse cada vez más en la corporación. La exigencia es contundente: investigar y sancionar a los elementos que, en vez de proteger, extorsionan y abusan de su poder. La confianza de los cancunenses en su propia seguridad vial está en juego, y es hora de que las autoridades respondan con acciones claras para limpiar la corporación de estos abusos.