Golpea a sus hijastros, le fractura el brazo a uno y huye

Redacción / Quintana Roo Ahora

PLAYA DEL CARMEN.- Un acto de violencia familiar sacudió la colonia Ejido de Cancún el pasado mediodía, cuando un hombre, identificado como padrastro de dos menores de edad, agredió brutalmente a su pareja y a los niños con un palo. El saldo de esta cobarde agresión fue una fractura en el brazo de uno de los niños y varios golpes en el cuerpo de la madre, quienes fueron trasladados de inmediato al hospital IMSS 18 para recibir atención médica.

El hecho ocurrió en una vivienda ubicada en la calle 8, entre las avenidas 70 y 75 diagonal, cuando los gritos de auxilio de los menores alertaron a los vecinos. Fue gracias a la pronta intervención de los habitantes del lugar que se logró realizar la llamada de emergencia al número 911, solicitando la presencia de la Policía Municipal ante la situación de violencia.

Al llegar al sitio, las autoridades encontraron a la mujer, quien mostraba signos de haber sido golpeada, y a sus dos hijos, uno de los cuales tenía el brazo fracturado debido a los golpes propinados por su padrastro. Sin embargo, el agresor, un hombre de quien no se ha dado a conocer la identidad, logró escapar antes de que las autoridades pudieran detenerlo.

A pesar de la huida del agresor, la Policía Municipal ha iniciado su búsqueda y asegura que no descansará hasta dar con su paradero y llevarlo ante la justicia. Mientras tanto, tanto los menores como su madre se encuentran bajo atención médica en el hospital, recibiendo el tratamiento necesario para sus heridas físicas y emocionales.

Este lamentable incidente pone nuevamente en evidencia la violencia intrafamiliar que afecta a nuestra sociedad y el dolor que muchos niños y mujeres deben enfrentar en su propia casa. La impunidad no puede ser la respuesta ante estos casos, y es crucial que las autoridades sigan trabajando para garantizar la seguridad de las víctimas y castigar a quienes atentan contra su integridad. En este caso, la urgencia de la justicia es más que evidente: un niño con el brazo roto y una madre con el alma rota no pueden esperar.