Jorge Romero: el anti-líder que fortalece a la 4T

Paso En Falso

La designación de Jorge Romero como presidente nacional del PAN es una jugada que no puede sino generar asombro y sospecha. Romero, conocido más por sus escándalos de corrupción en la Ciudad de México que por sus aportes a la democracia, ha sido objeto de denuncias graves, incluso por figuras prominentes como el propio Felipe Calderón. La ironía es evidente: un partido que antaño se jactaba de ser un baluarte de la honestidad, hoy enarbola a un personaje cuya fama se ha cimentado en escándalos de extorsión y tráfico de influencias. ¿Qué significa esta decisión? Si algo queda claro, es que esta elección en la dirigencia del PAN es un movimiento que consolida, en lugar de desafiar, el avance de la 4T.

En un gesto que no ha pasado desapercibido, Claudia Sheinbaum, presidenta, echó mano de las propias palabras de Calderón para cuestionar la designación de Romero. Sheinbaum no dudó en leer un fragmento del libro Decisiones Difíciles, en el que Calderón acusa a Romero de haberse beneficiado económicamente de extorsionar a empresas cuando era delegado en Benito Juárez, presuntamente generando 7 millones de pesos mensuales a su grupo. Esto no es cualquier cosa: es la evidencia de que el propio Calderón —un exmandatario que no es aliado de la 4T— considera a Romero una figura poco confiable y altamente corrosiva para la credibilidad de Acción Nacional.

Para Quintana Roo, un estado donde la oposición ha sido más un eco que una fuerza, el nombramiento de Romero como líder del PAN tiene un impacto directo. La «oposición» estatal, si es que existe, está más que debilitada, y este nuevo liderazgo simplemente la entierra aún más. En lugar de fortalecer un contrapeso, el PAN se convierte en una caricatura de lo que alguna vez pretendió ser, con un dirigente nacional que es todo menos un referente ético. En este contexto, la 4T, encabezada ahora por Sheinbaum, sale fortalecida no por sus propias virtudes, sino por los errores de una oposición que ha perdido el rumbo.

Es difícil concebir un peor escenario para el PAN. En lugar de ofrecer una alternativa creíble y capaz de balancear el poder de la 4T, el partido cae en una contradicción profunda: su nuevo líder es, paradójicamente, un símbolo de todo lo que han criticado. La oposición, que debería ser un espacio para construir confianza y ofrecer soluciones, hoy solo refuerza la narrativa de la 4T, donde ellos representan el pasado corrupto y la 4T, aunque imperfecta, el futuro prometido.

No queda más que preguntarnos si, en el fondo, este nombramiento es el clavo final en el ataúd de la oposición. Porque mientras la 4T mantiene su discurso de limpieza y justicia, el PAN se presenta ante la ciudadanía con un dirigente que representa precisamente lo contrario. En lugar de crear un contrapeso necesario, el PAN se desploma y cede terreno en un momento en el que la democracia mexicana necesita opciones genuinas y éticas.

Así que hoy, más que nunca, parece que la oposición se ha vuelto una ficción, y la 4T, una realidad reforzada por la incoherencia de aquellos que alguna vez la criticaron.