Redacción / Quintana Roo Ahora
CANCÚN.- En la icónica zona hotelera de Cancún, lo que debería ser un paraíso para locales y turistas nacionales se ha convertido en un terreno de disputas. Habitantes y visitantes mexicanos señalan que las playas, supuestamente de acceso público, están siendo monopolizadas por empresarios del sector turístico, especialmente hoteleros, quienes imponen restricciones para privilegiar a turistas extranjeros y tours organizados.
Una de las quejas más recurrentes es la presencia de guardias de seguridad que impiden el paso a ciertas zonas de playa. Según Rafael, residente de Cancún, incluso los estacionamientos gratuitos son ocupados por empresas turísticas, lo que deja a los locales sin opciones para acceder al mar. “Venimos con mi familiar en silla de ruedas, pero todos los lugares están ocupados o son resguardados por guardias que nos corren porque están esperando tours. Así me pasó frente a Playa Tortugas”, relató.
La problemática también afecta a turistas nacionales que llegan desde otras ciudades. Edwin Rojas, proveniente de Monterrey, denunció que al intentar disfrutar de la playa con su familia, los guardias los enviaron a playas públicas como Delfines, Fórum, Langosta o Tortugas, asegurando que son las únicas disponibles. “Es frustrante que te limiten en playas que, en teoría, son para todos”, señaló.
Por su parte, una visitante de Acapulco que llegó al parque Jardín del Arte expresó su indignación al encontrarlo ocupado por grupos turísticos organizados. “Vinimos con la familia a pasar el día, pero no hay espacio porque las áreas están reservadas para turistas que esperan tomar barcos para tours. Nos queda buscar otro lugar”, lamentó.
El descontento por estas prácticas ha encendido la conversación sobre el derecho al libre acceso a las playas en México, un derecho garantizado por la Constitución. Sin embargo, los hechos reflejan una realidad diferente, donde los intereses del turismo internacional parecen estar desplazando a los mexicanos en su propio país.
La pregunta queda en el aire: ¿de quién son realmente las playas? Y, más importante, ¿hasta cuándo se garantizará que el acceso sea para todos, sin distinciones ni privilegios?