El sur de Quintana Roo: la deuda pendiente de la 4T

Paso En Falso

Se nos prometió un Tren Maya que sería el catalizador de desarrollo para el sur de Quintana Roo, pero la realidad dista mucho de las expectativas. Mientras el norte del estado goza de un crecimiento imparable, el sur sigue atrapado en la incertidumbre. Este diciembre, que históricamente marcaba una temporada de abundancia para destinos como Bacalar y Mahahual, está pasando sin pena ni gloria. La ocupación hotelera, que en años anteriores rondaba el 80%, hoy apenas supera el 45%, y en algunos casos no llega ni al 30%. El panorama es preocupante, y lo que debía ser una oportunidad para cerrar el año con buenos resultados, se ha convertido en una muestra más de cómo la región sigue quedando al margen.

Los representantes de los sectores hotelero y turístico no ocultan su descontento. Daniel Márquez, de la Asociación de Hoteles de Mahahual, y Édgar Díaz Castro, empresario de Bacalar, han señalado que las dificultades no sólo están en atraer turistas, sino en cumplir con las obligaciones laborales de fin de año, como el aguinaldo. Para muchos, esto ha implicado endeudarse, pues las ganancias apenas alcanzan para cubrir los gastos básicos. Y aunque el Tren Maya debería ser un factor que impulse el turismo, los beneficios no se sienten todavía. Los recuerdos de largas filas, malas condiciones de las carreteras y una infraestructura insuficiente persisten en la mente de quienes visitaron el sur en meses recientes.

El problema no se limita a la falta de turistas, sino a lo que se les ofrece cuando llegan. Las carreteras siguen siendo inseguras, los servicios básicos como el drenaje y la recolección de basura dejan mucho que desear, y la iluminación pública es deficiente. Es difícil competir con destinos internacionales y nacionales cuando las necesidades más básicas no están cubiertas. Los empresarios lo tienen claro: no basta con contar con el Tren Maya o con paisajes naturales espectaculares, si no hay una estrategia integral de promoción turística y mejoras tangibles en infraestructura, el sur seguirá rezagado.

La gran deuda de la 4T con el sur de Quintana Roo no es sólo económica, sino social. Mahahual y Bacalar representan la esperanza de diversificar el turismo más allá de Cancún y la Riviera Maya, pero sin una inversión real en su desarrollo, esa esperanza se desvanece. El tiempo se agota, y el discurso ya no es suficiente: lo que se necesita son acciones concretas para que esta región deje de ser la eterna promesa y se convierta, finalmente, en un motor de crecimiento para el estado.