Redacción / Quintana Roo
CANCÚN.- La emblemática zona hotelera de Cancún, uno de los destinos turísticos más importantes de México y el mundo, se enfrenta a un futuro incierto en cuanto a su mantenimiento y desarrollo. El Fideicomiso para el Fortalecimiento de la Actividad Turística en Quintana Roo (Foatqroo), que sustituyó a Fonatur, no cuenta con un presupuesto propio, lo que limita sus acciones a tareas básicas de conservación.
De acuerdo con los directivos de Foatqroo, las actividades para el próximo año se centrarán exclusivamente en el mantenimiento del boulevard Kukulcán, la principal arteria de la zona hotelera. Sin embargo, no se realizarán obras de modernización ni proyectos de infraestructura turística debido a la falta de recursos asignados. “Vamos a depender directamente de la Secretaría de Turismo del estado, y de ahí se determinará el presupuesto únicamente para conservación y mantenimiento”, informaron.
¿Un futuro OPD como solución?
Los representantes del fideicomiso expresaron que existe la posibilidad de que en el futuro se cree un Organismo Público Descentralizado (OPD), lo que permitiría gestionar un presupuesto propio para modernización, mejoramiento y obra pública en las áreas turísticas. Sin embargo, por ahora, esta propuesta permanece en el ámbito de la planeación y dependerá de decisiones gubernamentales a mediano plazo.
La falta de un presupuesto fijo para la zona hotelera contrasta con su relevancia económica, ya que esta área concentra gran parte de los ingresos turísticos del estado y es un motor clave para la economía de Quintana Roo. Sin inversiones significativas en infraestructura y modernización, se corre el riesgo de que el destino pierda competitividad frente a otros polos turísticos internacionales.
Desafíos y oportunidades
La situación pone en evidencia la necesidad de replantear la estrategia de financiamiento para el mantenimiento y desarrollo de la zona hotelera. Mientras tanto, la conservación básica del boulevard Kukulcán será una prioridad para garantizar una buena experiencia para los millones de turistas que visitan Cancún cada año.
Si bien la creación del OPD podría ser un paso adelante, la incertidumbre sobre su implementación y los tiempos para concretarlo dejan a la zona hotelera en un estado de vulnerabilidad, con recursos limitados y sin un plan claro para asegurar su desarrollo sostenible.
La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá Cancún mantener su estatus como uno de los destinos turísticos más importantes del mundo sin una estrategia de inversión sólida y autónoma?