Esta histórica jornada marca un nuevo capítulo en la conectividad del Caribe mexicano, abriendo las puertas a un mayor flujo de turistas e inversiones a la región.
Según lo señalado por la FGR, este acto afectó, menoscabó y limitó el derecho a la libertad de expresión tanto del periodista como de la sociedad quintanarroense en general.
La decisión de prohibir la música en estas áreas fue impulsada por empresarios del sector hotelero, argumentando que el ruido de las bandas molestaba a los turistas