De las Flores al Horror: La Verdadera historia de la ‘Señora de las Flores’ en Chetumal y el caso de ‘El niño del Contenedor’

Redacción / Quintana Roo Ahora

Othón P. Blanco.- En Chetumal era común ver a una mujer vendiendo flores con una tímida sonrisa. Madre de varios niños, se había ganado un lugar en el paisaje cotidiano de la ciudad. Pero detrás de esa imagen de lucha honesta, se escondía un pasado oscuro que estremeció a México hace más de dos décadas.

La historia comenzó el 12 de noviembre de 1999 en Aguascalientes, cuando el cuerpo del pequeño Dhilan Randall Mercado González, de apenas cuatro años, fue hallado en un contenedor de basura. Envueltos en un mantel navideño y una colcha familiar, sus restos mostraban signos de brutales golpes y abuso prolongado. Una caja de huevos contenía también una navaja ensangrentada, y el caso conmocionó al país por su brutalidad.

La identificación del menor llegó en 2001, gracias a la intervención de su abuela y pruebas de ADN. Las investigaciones señalaron como responsables a su madre, Liliana Lucero Mercado González, y a su padrastro, Francisco Javier López González. Dhilan había sufrido un traumatismo craneoencefálico, lesiones cervicales y un estallamiento de vejiga. No era la primera vez que Francisco Javier estaba relacionado con la muerte de un menor; ya había sido sospechoso en otro caso similar con un hijo de su primer matrimonio.

Tras el crimen, la pareja vivió años en la clandestinidad, mudándose de un estado a otro. Finalmente, se establecieron en Chetumal, donde lograron integrarse como vendedores de flores, ocultando su verdadera identidad y el crimen que habían cometido.

El caso, que una vez fue dramatizado en el programa “Mujer, Casos de la Vida Real” bajo el título El niño del contenedor, quedó en la memoria colectiva como un recordatorio de la crueldad humana. Sin embargo, la reapertura del expediente por parte de la Fiscalía de Aguascalientes, apoyada por nuevos testimonios, permitió la captura de Liliana y Francisco en Quintana Roo.

Para muchos, esta detención cierra un capítulo doloroso que permaneció abierto durante 24 años. Sin embargo, también deja una lección imborrable: detrás de las apariencias más humildes, puede ocultarse la verdad más terrible. La «señora de las flores» no era solo una figura del bulevar de Chetumal, sino un recordatorio de que la justicia, aunque lenta, puede llegar a desenmascarar los secretos más oscuros.

Tendencia