Rafael Marín: el cascabel que necesitaba el gato verde

Paso En Falso

En Quintana Roo, donde el Verde Ecologista se paseaba como dueño y señor, llegó Rafael Marín Mollinedo a aguarles la fiesta. Su retorno político no es cualquier cosa: es el equivalente a lanzar una piedra a un charco estancado. ¿El resultado? Los verdes, acostumbrados a hacer y deshacer, ahora se encuentran con que no están sólos en el juego. Porque, aunque Eugenio “Gino” Segura ya estaba acomodando su silla en el Palacio de Gobierno para 2027, alguien vino a recordarle que no basta con autoproclamarse o que TE PROCLAMEN imprescindible.

Los verdes han vivido del mito de su propio poder, inflado por los votos prestados de Morena y una narrativa que, francamente, ya no se sostiene. ¿Cómo se explica que con apenas un 6% de apoyo real logren el 22% de votos «ordeñados»? Fácil: con descaro. Pero lo que antes les salía barato, ahora tiene un costo político. Marín no viene solo; llega con Andy López Beltrán, quien tiene algo más que apellido: tiene la capacidad de exhibir lo que todos saben pero pocos dicen. La “cooptación” verde ya no pasa desapercibida, y la jugada de imponer a Segura como candidato único ahora enfrenta un contrapeso real.

Claro, el Verde no va a rendirse sin pelear. Pero en política, como en física, las acciones tienen reacciones, y la soberbia verde ha generado la suya. Si los verdes creían que 2025 sería un año tranquilo para preparar su asalto final en 2027, ahora tendrán que repensar su estrategia. Marín y Andy no son improvisados, y menos aún vienen a jugar de comparsa. Este “cascabel al gato” está diseñado para recordarle al Verde que no son los únicos que saben mover las piezas en el ajedrez político.

Lo irónico es que esta disputa llega con un gobierno a medio gas y un estado que sigue esperando soluciones reales. Mientras los verdes, Marín y compañía se enfrascan en su batalla de egos, la verdadera pregunta es: ¿alguien se acordará de gobernar? Por lo pronto, 2025 promete ser el año donde el Verde, acostumbrado a bailar solo, deberá aprender a competir. Y eso, para quienes están acostumbrados al monopolio del poder, puede ser su mayor desafío.