Aguakan: el agua sigue sucia, pero el negocio sigue claro

Paso En Falso

Desde hace años, Aguakan se ha convertido en el símbolo de la impunidad disfrazada de servicio público en Quintana Roo. Sus tarifas abusivas, el agua de dudosa calidad y las fugas interminables han sido la pesadilla de miles de ciudadanos, pero la empresa se aferra con uñas y dientes a su concesión. Ahora, con un litigio en curso y acusaciones de engaño en sus intentos de amparo, queda claro que su prioridad no es mejorar el servicio, sino aferrarse a un negocio que le fue extendido bajo las sombras de la corrupción borgista.

El rechazo ciudadano es innegable: en 2022, más del 80% de los votantes en una consulta popular pidieron la revocación de su concesión. Pero Aguakan no escucha, no cambia y no se va. En lugar de asumir su responsabilidad y mejorar, ha optado por victimizarse, acusando al gobierno estatal de “hostigamiento jurídico” cuando en realidad sólo se le exige lo mínimo: que cumpla la ley y respete la voluntad de los quintanarroenses.

La denuncia presentada ante la FGR por supuestos engaños en su intento de amparo deja ver la desesperación de la empresa, que no duda en usar cualquier recurso legal —o tramposo— para mantenerse en el negocio hasta 2053. Mientras tanto, el ciudadano de a pie sigue pagando recibos elevados por un servicio deficiente, esperando que algún día la justicia se refleje en agua de calidad y tuberías funcionales, no sólo en discursos y litigios.

Si Aguakan tuviera algo de vergüenza, ya habría dado un paso al costado. Pero la historia nos dice que las concesiones mal dadas no se revocan con comunicados ni con juicios interminables, sino con decisiones firmes. La pregunta es: ¿cuánto más tendrá que aguantar Quintana Roo antes de que el agua deje de ser un negocio para unos pocos y vuelva a ser un derecho para todos?

PD: La noticia que va corriendo de a poco es que, Aguakan ya es un enorme cadaver, es más, el gobierno estatal ya está buscando una sustituta en vez de hacerse cargo del servício, situación que ha prendido las alertas en el palacio de gobierno en la Ciudad de México donde el mensaje de la Doctora es claro: No más concesiones, o lo que es igual, no más negocios al amparo del poder.