Los dos hemisferios de Lucca: ¿Un milagro cinematográfico o una historia con preguntas sin resolver?

Redacción / Quintana Roo Ahora


México.- La película Los dos hemisferios de Lucca, basada en el libro de la periodista Bárbara Anderson, se ha convertido en un fenómeno global en Netflix. Con más de 305 millones de visualizaciones en su estreno, el largometraje dirigido por Mariana Chenillo no solo ha conquistado audiencias, sino que también ha abierto un diálogo profundo sobre la parálisis cerebral y las esperanzas de millones de familias que buscan mejorar la calidad de vida de sus seres queridos.

La historia, que narra la travesía de Bárbara y su familia a la India en busca de un tratamiento experimental llamado Cytotron para su hijo Lucca, ha resonado en rincones tan diversos como Guadalajara, Sevilla, Noruega y Egipto. “Me sorprendió la universalidad de la historia”, confesó Anderson en entrevista con Infobae México. Y es que, más allá de ser un relato conmovedor, la película ha logrado visibilizar las luchas diarias de familias que enfrentan condiciones similares.

Sin embargo, en medio de este éxito arrollador, surgen preguntas incómodas. ¿Es el Cytotron realmente una solución viable? La Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica ha emitido un comunicado advirtiendo sobre los riesgos de los tratamientos experimentales. Según la asociación, no existen ensayos clínicos que respalden la seguridad o eficacia del dispositivo, y subrayan la importancia de recurrir a terapias basadas en evidencia científica.

El Cytotron, desarrollado por el Dr. Rajah Vijay Kumar, utiliza radiaciones electromagnéticas para influir en la regeneración celular. Aunque ha sido explorado en el tratamiento de lesiones cerebrales y enfermedades neurodegenerativas, su uso sigue siendo experimental y no cuenta con la aprobación de organismos internacionales como la FDA o la EMA.

Bárbara Anderson, por su parte, aclara que ni su libro ni la película promueven el Cytotron. “Solo cuento la travesía de tomar un tratamiento experimental que, en el caso de mi hijo, funcionó”, explica. Su historia es personal, íntima, y no pretende ser una recomendación médica.

Entonces, ¿qué nos deja Los dos hemisferios de Lucca? Por un lado, una narrativa poderosa que ha tocado fibras sensibles en todo el mundo. Por otro, un recordatorio de que, en la búsqueda de soluciones, la ciencia y la esperanza a veces caminan por senderos diferentes. La película no solo entretiene, sino que también invita a reflexionar: ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar por aquellos que amamos? Y, sobre todo, ¿cómo equilibrar la ilusión con la responsabilidad?

En un mundo donde las historias personales pueden convertirse en tendencias globales, Los dos hemisferios de Lucca nos deja con una mezcla de emoción, empatía y, sobre todo, muchas preguntas. ¿Será este el inicio de una conversación más amplia sobre los tratamientos experimentales? Solo el tiempo lo dirá.

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