Redacción / Quintana Roo Ahora
Jalisco.- En un descubrimiento que parece sacado de una película de narcos, el colectivo de Guerreros Buscadores de Jalisco encontró en el rancho Izaguirre, presuntamente vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), un escenario que combina lo macabro con lo absurdo. Entre pilas de ropa, zapatos y mochilas, se hallaron cuadernos con apuntes que podrían ser el manual de entrenamiento básico para sicarios.
Uno de los documentos más llamativos es una solicitud escrita a mano, con letra de molde, donde alguien pide permiso para desarmar un fusil AR-15, detallando cada una de sus piezas con una precisión que haría llorar de emoción a cualquier instructor militar. Desde el «resorte recuperador» hasta la «ventanilla expulsadora de cartucho quemado», el autor demuestra un conocimiento técnico que, sin duda, no aprendió en la escuela.
Pero eso no es todo. En otra libreta de rayas, aparecen los supuestos apodos de los miembros de este selecto grupo de trabajo: «1 Metro», «1 Anubis», «1 Manzano», «2 Teniente», «3 Burro», «4 Fashion», «5 Carcajo», «6 Dumbo» y otros nombres que parecen más bien sacados de un cómic que de un cártel criminal. Aunque, claro, no sabemos si «Fashion» se refiere a su estilo de vestir o a su habilidad para combinar armas.
Además, se encontró una libreta con el nombre «Morris» y un 100 palomeado, lo que sugiere que alguien aprobó con honores su curso de sicariato avanzado. Mientras tanto, el presidente municipal de Teuchitlán, José Ascención Murguía, asegura estar «limpio» y dispuesto a ser investigado. «Es complicado saber todo lo que ocurre en ese lugar», declaró, en lo que podría ser el eufemismo del año.
Ante la gravedad del hallazgo, organizaciones civiles, activistas y legisladores de oposición exigen respuestas claras sobre lo que ocurría en este rancho, que parece haber funcionado como un campo de exterminio y adiestramiento para sicarios. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que la FGR atraerá el caso, hasta ahora no se ha emitido ninguna comunicación oficial.
Mientras tanto, los Guerreros Buscadores siguen sacando a la luz las pruebas de un horror que, lamentablemente, parece ser solo la punta del iceberg. Y uno no puede evitar preguntarse: ¿qué más habrá en esos cuadernos? ¿Un recetario de pozole para después de las ejecuciones? ¿Un manual de etiqueta para narcos? El rancho Izaguirre, sin duda, guarda más preguntas que respuestas.