Paso En Falso
El magisterio de Quintana Roo ha dado una lección que ni la gobernadora Mara Lezama ni su equipo parecen dispuestos a aprender: la dignidad no se negocia con discursos vacíos. Durante casi dos semanas, más de dos mil planteles educativos han permanecido cerrados porque el gobierno estatal ha preferido la estrategia del desgaste antes que una verdadera solución. La reforma laboral del ISSSTE ha encendido una justa indignación, pero en lugar de atender las preocupaciones legítimas de los docentes, las autoridades han optado por dilatar el conflicto y criminalizar la protesta.
El Comité Central de Lucha se sentó a dialogar en Palacio de Gobierno, pero el simple hecho de que este encuentro ocurriera después de un paro prolongado revela la falta de voluntad política para atender al sector educativo. Antes de esto, los intentos de negociación de la secretaria de Gobierno, Cristina Torres Gómez, y la secretaria de Educación, Elda Xix, no sólo fueron fallidos, sino que avivaron el descontento. No hay peor mensaje que pretender administrar una crisis con prepotencia y simulación.
Lo más indignante es el abandono de 416 mil estudiantes, quienes hoy pagan el precio de un gobierno que posterga soluciones. El magisterio no está en paro por capricho, sino porque su futuro está en juego. Sin estabilidad laboral, sin respeto a sus derechos, ¿qué calidad educativa puede garantizarse? Si la educación es prioridad, ¿por qué la respuesta gubernamental ha sido la indiferencia? La verdad es incómoda: para este gobierno, los docentes no son una prioridad, sino un obstáculo.
Quintana Roo no necesita más mesas de diálogo que sólo sirvan para la foto. Se requiere un gobierno que escuche, entienda y actúe con soluciones reales. El magisterio ha dado la cara por la educación; es hora de que el Estado haga lo mismo.