Paso En Falso
El cambio de nombre del municipio de Solidaridad a Playa del Carmen es, sin duda, un antes y un después en la historia de Quintana Roo. Más allá de la polémica, la decisión marca un parteaguas en la identidad y proyección del municipio. Pero lo que también debería ser noticia—y no lo suficiente gente está señalando—es la ausencia en la votación de la diputada María José Osorio Rosas, representante del Distrito 10, al que precisamente pertenece Playa Del Carmen. La representante popular que, en teoría, debía dar voz a los habitantes del municipio, simplemente no estuvo.
La política no es solo cuestión de fondo, también de forma. La diputada del Partido Verde pudo votar a favor o en contra, pudo alzar la voz, fijar postura, argumentar su posición. Pero no hizo nada. Y en política, la omisión también comunica. Su ausencia, lejos de ser un accidente, parece un acto calculado que termina beneficiando la postura de «Chanito» Toledo, férreo opositor al cambio de nombre. ¿Casualidad? Difícil de creer. En política, los silencios y las ausencias pesan tanto como los discursos encendidos.
Lo que queda en el aire es la pregunta sobre a quién realmente representa Osorio Rosas. ¿A sus electores, que tenían derecho a que su diputada estuviera presente en un momento tan trascendental? ¿O a los intereses de grupos políticos que prefieren jugar con las sombras en vez de dar la cara? La falta de claridad en su postura no solo es una falta de respeto para su distrito, sino un recordatorio del déficit de representatividad en el Congreso de Quintana Roo.
Si algo deja esta omisión, es una lección sobre la importancia del compromiso político. No basta con llegar al cargo, hay que ejercerlo con responsabilidad. En un escenario donde la ciudadanía exige cada vez más transparencia y compromiso, la ausencia de Osorio Rosas no pasa desapercibida. Si la diputada no quería tomar una postura, al menos debió estar presente para asumir su papel. Porque en política, tanto como en la vida, no hacer nada también es tomar una decisión.