Redacción / Quintana Roo Ahora
Quintana Roo.- El reciente mega apagón que afectó a cuatro estados del sureste mexicano (Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Tabasco) dejó al descubierto una cadena de errores y negligencias que pusieron en jaque a millones de ciudadanos, el comercio y el turismo en la región.
Todo apunta a que el problema se originó cuando Petróleos Mexicanos (Pemex) suministró gas natural con un alto índice de humedad a la central de cogeneración Nuevo Pemex, infraestructura clave para la generación de electricidad. La humedad en el gasoducto Mayacan obligó a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a cambiar de combustible, generando inestabilidad y cortes de energía en la región.
El impacto fue considerable. En Quintana Roo, siete de los once municipios sufrieron apagones, afectando hoteles, restaurantes y miles de negocios en plena temporada alta. El caos se replicó en Yucatán, Campeche y Tabasco, dejando a muchas comunidades sin energía por horas.
A pesar de la gravedad del evento, la presidenta Claudia Sheinbaum minimizó la situación, afirmando que Pemex ya había trabajado en la reparación y que el servicio se restableció en su totalidad a las 2:10 AM. Según sus declaraciones, la cantidad de gas no fue el problema, sino una falla operativa en el equipo. No obstante, la explicación deja muchas dudas en el aire.
Este incidente pone en evidencia la fragilidad del sistema eléctrico en México y la falta de coordinación entre Pemex y la CFE, dos empresas estatales que deberían garantizar la confiabilidad del suministro energético. También deja claro que, a pesar de las promesas de modernización, el país sigue dependiendo de una infraestructura vulnerable a errores humanos y fallas técnicas.
Las preguntas que quedan son inevitables: ¿Se tomarán medidas para evitar que esto se repita? ¿Se deslindarán responsabilidades o, como tantas veces, el tema quedará en el olvido hasta el próximo apagón? Mientras tanto, millones de mexicanos en el sureste esperan respuestas, pero sobre todo, soluciones concretas.