Redacción / Quintana Roo Ahora
Chetumal.- Dicen que soñar no cuesta nada… pero en Othón P. Blanco soñar con una avenida sin inundaciones cuesta varios millones de pesos. Gracias a la brillante gestión de Yensunni Martínez Hernández, ahora los vecinos de la avenida Constituyentes pueden disfrutar de su propia “laguna express” cada vez que llueve —aunque sea por media hora. Todo un lujo tropical cortesía del erario público.
La obra, vendida con bombo y platillo como la solución definitiva a los encharcamientos, terminó siendo más una atracción de temporada que una infraestructura funcional. Tan solo bastó una lluvia ligera para que el nuevo sistema de drenaje colapsara de la forma más espectacular posible. Porque si algo sabe hacer este ayuntamiento, es prometer soluciones y entregar postales del desastre.
Claro, la presidenta no se quedó callada. Ante las críticas ciudadanas, sacó su arma más poderosa: una publicación en Facebook. Ahí, con la serenidad de quien no ha pisado una calle inundada, trató de convencernos de que “ahora se inunda menos”. Porque claro, si antes se tardaba días en secar y ahora solo unas horas, eso es progreso, ¿no?
El colmo de la estrategia fue romper nuevamente el camellón central —sí, ese que supuestamente ya no se tendría que tocar— para desfogar el agua. Ingenioso, sin duda. Si no funciona la infraestructura, que funcione el machete. Total, ¿para qué planear cuando se puede improvisar?
Y como cada año, los verdaderos héroes de esta historia son los de Protección Civil y los Bomberos, que entre mangueras y bombas tienen que hacer lo que la millonaria obra no puede: dejar la calle transitable.
Mientras tanto, los vecinos miran llover con resignación. Porque ya entendieron que en este municipio, la lluvia no es un fenómeno natural… es una auditoría espontánea a la eficiencia del gobierno local. Y los resultados, una vez más, son para llorar (o nadar).
Así que, gracias, presidenta. Gracias por recordarnos que en Othón P. Blanco, cada tormenta es una experiencia acuática. Tal vez no tengamos buen drenaje, pero al menos tenemos espectáculo. Lo malo es que nadie pidió boletos… ni charcos con cargo al presupuesto.