Los rostros que regresan: localizan en Quintana Roo a ocho personas desaparecidas, entre ellos un bebé

Redacción / Quintana Roo Ahora


CANCÚN.- En medio del mar de cifras y fichas de búsqueda que día con día circulan en redes y paredes digitales, una noticia como esta —la localización con vida de ocho personas, entre ellas un bebé— es un respiro, una bocanada de esperanza para muchas familias que aún esperan. El hallazgo ocurrió en distintos municipios de Quintana Roo y permitió desactivar las alertas de búsqueda de seis menores, una mujer y un hombre.

Entre los localizados está Efraín Vanegas Nonato, un hombre de 60 años que desapareció en Cancún el 14 de enero. Su imagen, con gorra, mochila vino y una camisa de los Rolling Stones, fue compartida con preocupación por colectivos y autoridades. Hoy, su rostro deja de estar en la galería de los que faltan.

También fue encontrado Abraham Ramírez Arias, de tan solo 13 años, visto por última vez el primero de abril. Su cicatriz en el pie derecho y su short azul cielo eran parte de los datos que se compartieron para encontrarlo. Hoy, su presencia ha sido confirmada, y su familia puede por fin abrazarlo.

En Playa del Carmen, se localizó a Alma Patricia Cano Yah, madre de familia de 35 años, cuya desaparición el 9 de abril activó también la búsqueda de su bebé: Eliam Caleb, de apenas seis meses. Su mameluco gris con pies azul marino era el único dato visual que se tenía de él. La madre y el hijo ahora están a salvo.

El caso de Cady Guadalupe Cervantes Vera, una adolescente de 16 años, también tuvo un final esperanzador. Había sido vista por última vez el 7 de abril. Lo mismo ocurrió con Marcus Mateo Bonfil Chan, de la misma edad, y con Felipe Delgado Fría, de 14 años, desaparecido en Cozumel. La ficha de Felipe mencionaba una perforación en la oreja derecha; un detalle mínimo, pero a veces vital.

La historia de Isabela Jansenson Ben, de nueve años, nos recuerda lo frágil que es la infancia en un país donde las desapariciones no distinguen edades. Ella fue localizada luego de más de un mes de angustia.

El comunicado oficial no detalla las condiciones en las que estas personas fueron encontradas, ni las razones detrás de sus ausencias. Tampoco sabemos aún si sus desapariciones fueron voluntarias, resultado de problemas familiares, extravíos, violencia o trata. Pero eso no resta importancia al hecho de que están de vuelta.

En un país donde cada ficha representa una vida suspendida y una familia rota, estas noticias merecen algo más que un titular. Son recordatorio de que la búsqueda funciona, que los protocolos activados pueden dar frutos, y que mientras no haya verdad y justicia para los que aún faltan, no hay descanso posible.

Hoy celebramos la vida. Mañana, seguimos preguntando: ¿quién se los llevó? ¿por qué? ¿quién protege a quienes desaparecen?

Y sobre todo, ¿cuándo dejaremos de acostumbrarnos a esta ausencia como parte de la normalidad?