Rafael Marín Mollinedo: la ficha incómoda que crece bajo el ala de Sheinbaum

Paso En Falso

En la geografía política de la Cuarta Transformación, los silencios dicen tanto como las palabras. Mientras algunos se desgastan en estrategias mediáticas, Rafael Marín Mollinedo ha optado por hablar con resultados. Desde su llegada a la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), ha marcado un antes y un después en la recaudación fiscal del país, alcanzando cifras récord con un aumento de 83 mil millones de pesos. Más allá del dato técnico, lo verdaderamente político es la forma en que Claudia Sheinbaum lo ha arropado. Cada elogio de la presidenta es una señal de respaldo que trasciende lo administrativo y se proyecta hacia escenarios más amplios, incluso los de corte electoral.

En Quintana Roo, este ascenso no pasa desapercibido. La figura de Marín Mollinedo, a quien Andy López, actual líder de Morena, y sus hermanos, se refieren a él como tío, comienza a pesar en el tablero local donde la gobernadora Mara Lezama intenta mover sus propias piezas. Su apuesta por Gino Segura como posible sucesor se tambalea ante el crecimiento del titular de la ANAM, cuya narrativa de eficiencia y lucha anticorrupción conecta con la exigencia ciudadana de una política más limpia. En otras palabras, mientras Gino hereda el desgaste del oficialismo local, Rafael acumula méritos nacionales con potencial de arraigo territorial.

El respaldo de Sheinbaum no es gratuito, e incluso es lógico dada la cercanía de Marín Mollinedo con el expresidente AMLO, el cual lo considera un “hermano”. En una 4T que busca consolidarse, los perfiles que dan resultados y mantienen bajo perfil se vuelven activos estratégicos. Marín Mollinedo se mueve como esos jugadores de ajedrez que no hacen ruido, pero ganan espacios clave sin confrontar de frente. Su cercanía con la presidenta lo coloca como un actor con legitimidad creciente y con capital político acumulable, lo que lo convierte en un serio aspirante ante un candidato oficialista que no crece, siendo un contrapeso ante los intentos de Mara Lezama por controlar la sucesión y negociar otras posiciones.

Y es que a Mara Lezama se le viene la noche encima, pues si la sucesión sigue su retórica histórica de la primera mujer gobernadora, en caso de querer pasar la batuta, su “delfina” no tiene fuerza, pues a “Paty de la Peña” Cancún se le está yendo de las manos, mientras que Playa del Carmen se consolida a pasos agigantados de la mano de Estefanía Mercado. En ese sentido, Mara debería tomar nota: la política de Sheinbaum no se mueve con grillas locales, sino con resultados tangibles. Y en ese juego, Marín Mollinedo ya cruzó la frontera y Mercado, ya le está “comiendo el mandado”.