Temporada de huracanes 2025: el Atlántico se calienta, y la amenaza también

Redacción / Quintana Roo Ahora

CANCÚN.- La advertencia está lanzada y no es para tomarse a la ligera: la temporada de huracanes 2025 en el Atlántico promete ser intensa, alimentada por un océano más cálido de lo habitual y patrones climáticos que juegan a favor de la furia natural. Según el más reciente pronóstico del Tropical Meteorology Project de la Universidad Estatal de Colorado (CSU, por sus siglas en inglés), este año veremos 17 tormentas con nombre propio, 9 de las cuales podrían convertirse en huracanes. De ese total, 4 tendrían potencial de devastación al alcanzar categorías 3, 4 o incluso 5 en la escala Saffir-Simpson.

Aunque los números son apenas menores que los de 2024, se mantienen por encima del promedio registrado entre 1991 y 2020, que contempla 14 tormentas y 7 huracanes por temporada. Pero más allá de las cifras, lo que enciende las alertas es la posibilidad real de que cuatro ciclones se conviertan en huracanes mayores, con vientos que superen los 178 km/h. En un mundo donde el cambio climático ya dejó de ser amenaza futura para convertirse en presente crudo, este tipo de previsiones no pueden ser ignoradas.

Los especialistas del CSU elaboran sus predicciones combinando modelos estadísticos con variables dinámicas como la temperatura del mar, los patrones de presión atmosférica y el comportamiento de los vientos en distintos niveles. Y si algo ha quedado claro en sus observaciones es que el Atlántico tropical y el Caribe están más calientes de lo habitual: una condición que actúa como gasolina sobre el fuego de los huracanes.

Un dato que refuerza la preocupación es lo ocurrido en 2024, cuando se registraron 18 tormentas con nombre y 11 huracanes. Fue una temporada tan intensa que tres nombres —Beryl, Helene y Milton— fueron retirados de forma permanente por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), debido al impacto catastrófico que dejaron a su paso.

La temporada de huracanes oficialmente inicia el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, siendo los meses de agosto, septiembre y octubre los de mayor actividad. Aunque es importante subrayar que estos pronósticos no predicen impactos específicos, sí representan una herramienta valiosa para la preparación temprana, tanto a nivel institucional como ciudadano.

En contextos como el Caribe mexicano y la costa atlántica de Estados Unidos, donde millones de personas dependen del turismo, la pesca o el comercio marítimo, estar informados puede marcar la diferencia entre la prevención efectiva o la improvisación ante el desastre. Porque si algo nos enseña la naturaleza año con año, es que no perdona la negligencia ni la soberbia. Y frente a un mar que arde, la única opción sensata es prepararse.