Tiempos lentos, tarifas rápidas

Paso En Falso

Es curioso cómo las empresas de transporte público como Transporte Terrestre Estatal (TTE) y Maya Caribe tardan años en modernizar sus unidades, pero apenas unos meses en organizarse para pedir aumentos de tarifa. Alegan, con razón parcial, que los insumos se han disparado hasta un 400% desde 2018. Pero lo que no dicen tan fuerte es que los usuarios llevan el mismo tiempo aguantando vehículos sin aire acondicionado, sin cámaras de vigilancia, sin GPS y, peor aún, sin una pizca de dignidad en el trato diario. Mientras tanto, ellos sí quieren tarifas del 2025 con unidades del 2005.

No se trata de negar que ha subido el precio del aceite, de las llantas o de la gasolina. Eso es un hecho. Pero en todo este tiempo, ¿qué hicieron para anticiparse? ¿Dónde quedó la inversión? ¿Dónde está el compromiso con la modernización? Que dicho sea de paso, es una de las condiciones para pedir un aumento, se supone… Las concesiones no pueden ser carta blanca para explotar a una ciudadanía que ya se mueve con horarios apretados, rutas mal planeadas y condiciones climáticas extremas. La movilidad, en un destino turístico como Cancún, debería ser prioridad, no castigo.

Michel Díaz, el secretario general interino del sindicato de taxistas, habla de mejoras paulatinas: vehículos híbridos, aire acondicionado, videovigilancia. Lo aplaudimos, claro. Pero ese “paulatino” es demasiado cómodo. Porque mientras las promesas llegan en modo tortuga, las tarifas quieren correr como liebre. La ecuación parece clara: menos unidades, más tiempo de espera, peor servicio… y ahora, ¿más caro? En el país del surrealismo, ya lo dijo Dalí en su momento, México es más surrealista que sus pinturas… El usuario siempre paga los platos rotos que otros descuidaron.

Es hora de que Imoveqroo actúe como árbitro y no como notario. No basta con recibir un informe, hay que contrastarlo con las necesidades reales de quienes usan el transporte cada día. Que el nuevo proyecto de tarifas no sea dictado en mesas con café y aire acondicionado, sino en las paradas bajo el sol, escuchando a las y los trabajadores que esperan hasta una hora para llegar a casa. Porque la movilidad no sólo es un tema económico: es un derecho que, cuando se niega, se transforma en violencia cotidiana.