MUCHO ESTORBA EL QUE NO AYUDA: Pablo y la Crónica de mirón

En el reality show de la política local llamado «Pablo NO AYUDÓ NI TANTITO», el secretario del Ayuntamiento de Benito Juárez vuelve a hacer de las suyas… o más bien, a no hacer nada. Esta semana tocó capítulo en el Palacio Municipal de Cancún, donde un hombre comenzó a presentar síntomas de preinfarto. Tragedia en puerta, emergencia en curso… y ahí estaba Pablo, siempre listo para mirar como vecina de barrio asomada entre las cortinas.

Según el reporte, “auxilió y apoyó al ciudadano”. Pero si eso fue apoyo, entonces el que ve un incendio desde su azotea también es bombero. Pablo, con su ya clásica actitud de «estoy aquí, pero no me pidan mucho», volvió a hacer acto de presencia mientras los verdaderos héroes —los paramédicos— hacían su chamba.

Es la segunda vez que “interviene” en un accidente cerca del ayuntamiento. Y cuando decimos “interviene”, es en el sentido más literal de la palabra: interviene la escena, la ocupa, la adorna… pero de ayudar, ni un tantito. Ya con dos performances encima, urge moverlo de puesto. Que lo manden a la cartelera cultural o a cubrir la alfombra roja. Lo suyo no es la gestión pública: es el cameo institucional.

Y aunque algunos digan que no ayudó, hay que reconocerle una virtud: tampoco estorbó, bueno poquito. Lo cual, considerando cómo está la política, es casi como salvar una vida.

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