Q. Roo podría albergar la primera comunidad regenerativa de México

Redacción / Quintana Roo Ahora

TIHOSUCO.— El consultor internacional Carlos Dehesa ha puesto los ojos en Quintana Roo como posible sede del primer prototipo de comunidad regenerativa en México. Su decisión se perfila tras una gira por varias localidades mayas del centro del estado, donde —sin discursos institucionales ni etiquetas de moda— la sostenibilidad se vive de forma cotidiana, profundamente arraigada al territorio y a sus comunidades.

Durante varios días, Dehesa recorrió cinco comunidades: Tihosuco, X-Pichil, Sabán, Huay Max y X-Cabil. Estuvo acompañado por integrantes de la Red de Turismo Indígena de Quintana Roo “Ik Lu’um” —que en maya significa “nuestro territorio”—, y convivió con bordadoras, apicultores de miel melipona, agricultores de traspatio y cocineras tradicionales.

En estos pueblos, el concepto de lo “regenerativo” no es una teoría de moda: es una práctica cotidiana.

“Estas comunidades ya hacen lo que en otros lugares apenas se plantea como objetivo a futuro: viven en armonía con su entorno, cuidan la tierra, respetan los ciclos naturales y se organizan de forma colectiva”, dijo Dehesa en entrevista. “Aquí se construye desde el respeto mutuo y la conciencia de pertenencia”.

Lo que encontró no fue un modelo importado ni un experimento social. Fueron casas de bajareque, cocinas solares, turismo astronómico, tallado en madera local y una lógica de vida que no busca “desarrollarse”, sino permanecer con dignidad.

La gira se enmarca en el proceso de selección para instalar el primer prototipo de comunidad regenerativa del país, un proyecto que contempla una planificación a corto, mediano y largo plazo, con una visión que trascienda los ciclos políticos. La decisión final será tomada por un equipo interdisciplinario, que analizará criterios técnicos, culturales, comunitarios y territoriales.

El modelo de comunidad regenerativa propone una forma de desarrollo basada en la arquitectura bioclimática, energías limpias, prácticas agroecológicas y el fortalecimiento del tejido social.

Un proyecto que, de concretarse en Quintana Roo, podría convertirse en referente para otras regiones del país marcadas por la degradación ambiental y la pérdida de saberes tradicionales.

Quintana Roo