Redacción / Quintana Roo Ahora
CHETUMAL.- Como quien lanza una piedra al centro de un lago político y observa las ondas que se expanden, el diputado local Ricardo Velazco Rodríguez irrumpió en el debate interno de Morena con una claridad poco habitual en los tiempos de cálculo electoral. Sus palabras no fueron tibias, ni ambiguas, ni diplomáticas. Fueron, como suele ser su estilo, con convicción ideológica.
“No son delfines, son alfiles… porque los delfines piensan”, soltó ante la prensa, en alusión a quienes ya se mueven para ser los próximos abanderados del partido guinda, pero que, a su juicio, carecen de comprensión profunda del proyecto de la Cuarta Transformación. El mensaje iba dirigido, sin mencionarlos directamente, a Eugenio “Gino” Segura y a Verónica Lezama, ambos identificados como parte del marismo, la corriente afín a la actual gobernadora.
Pero más allá del ingenio de la frase, lo que hay detrás es un posicionamiento político nítido: Ricardo Velazco no sólo toma distancia de los perfiles promovidos desde Palacio de Gobierno, sino que se erige como defensor de una candidatura que emane del ideario lopezobradorista más puro. Y ahí, entre líneas —o quizás no tan entre líneas—, aparece el nombre de Rafael Marín Mollinedo.
Rafismo con identidad
Velazco no lo oculta: él jugará en 2027 por el proyecto de Marín, un morenista de vieja escuela, fundador del movimiento, y cuya trayectoria nacional lo ha mantenido cerca del presidente López Obrador, aún cuando su presencia en Quintana Roo ha sido más discreta.
“Aquí hay proyectos distintos. No necesariamente es el que ha estado más adelantado”, dijo con precisión quirúrgica, dejando claro que en Morena no todo está dicho, aunque algunos ya intenten allanar el terreno con filtraciones mediáticas o “voladas” políticas.
A Verónica Lezama, propuesta oficiosa para Benito Juárez, la redujo a un “ocioso ejercicio de especulación”. Y a los intentos de uniformar el discurso interno bajo la bandera de la “unidad”, les puso un límite ideológico: “La unidad no es obediencia ciega. Los partidos se fortalecen desde la diversidad y el debate”.
Candados contra el oportunismo
Lo que Velazco plantea no es menor. En un momento donde Morena enfrenta su propia transición de movimiento a maquinaria electoral, el legislador propone que se establezcan “candados” para blindar al partido de perfiles oportunistas que solo buscan montarse en la ola de la 4T sin haber remado en ella.
“La congruencia con el proyecto debe ser la vara con la que se mida a cualquiera que aspire a representarlo”, sentenció. Y en esa vara, algunos parecen no dar la talla, según su lectura.
Velazco, el inconforme necesario
En tiempos donde lo políticamente correcto suele anular el disenso, Velazco emerge como una voz incómoda pero necesaria. Porque mientras otros cuidan sus formas, él defiende el fondo: que Morena no se convierta en un cascarón de poder sin contenido ideológico.
El 2027 está lejos, sí, pero el reloj interno del partido ya está en marcha. Y Ricardo Velazco ha decidido no esperar a que otros le dicten el rumbo. En un tablero donde muchos se comportan como alfiles esperando instrucciones del rey o la reina, él se perfila más como un caballo: impredecible, pero con estrategia.
Porque, como bien dijo, los delfines piensan. Y los cuadros como él, también.