Venezuela recibe a 315 migrantes deportados desde México, 146 eran menores de edad

Redacción / Quintana Roo Ahora

CDMX.- No llegaron en busca de fiesta, tampoco con sueños realizados. Venían de regreso, algunos sin entender del todo por qué. El pasado jueves 29 de mayo, 315 venezolanos, entre ellos 146 niñas, niños y adolescentes, aterrizaron en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía tras ser deportados desde México. Un vuelo más del llamado Plan Vuelta a la Patria, que no solo transporta cuerpos, sino también esperanzas fracturadas, decisiones impuestas y contextos que siguen sin cambiar.

La repatriación, realizada en un avión de la aerolínea estatal Conviasa, forma parte de una serie de retornos forzados que se han intensificado este 2025, particularmente tras los acuerdos migratorios entre Estados Unidos y Venezuela. Aunque ambos gobiernos no mantienen relaciones diplomáticas desde 2019, los vuelos continúan. Y con ellos, el regreso involuntario de miles que huyeron buscando futuro y se encontraron con el filo de políticas migratorias cada vez más hostiles.

Una infancia migrante entre fronteras

El dato más estremecedor de esta jornada es también el más silenciado: casi la mitad de las personas repatriadas eran menores de edad. Según el Ministerio de Interior y Justicia de Venezuela, se aplicaron protocolos de seguridad y salud para garantizar sus derechos. Pero más allá de lo administrativo, quedan las preguntas esenciales: ¿cómo se explica a un niño por qué su ruta cambió sin previo aviso?, ¿qué significa para una niña de siete años volver a un país que quizás ya no recuerda?

Las autoridades venezolanas aseguran que cada vuelo representa una oportunidad para la reconstrucción del tejido social. Pero quienes hemos contado historias en tierra y aire sabemos que no hay regreso fácil, y mucho menos para quienes migraron por hambre, persecución o desesperanza.

La política migratoria en juego

Este vuelo, además, se dio en el marco de una coyuntura internacional tensa. El viernes 30 de mayo, la Corte Suprema de Estados Unidos respaldó una decisión de la administración Trump que permitirá revocar el parole humanitario a más de medio millón de migrantes. Una medida que, de manera directa o indirecta, golpea con fuerza a la diáspora venezolana en Norteamérica.

En paralelo, el gobierno de Nicolás Maduro relanza el discurso del retorno voluntario, exaltando el papel de la juventud en la transformación nacional. “Debemos cuidar y capacitar a nuestra juventud”, dijo el presidente, justo mientras decenas de adolescentes regresaban deportados desde países que les negaron asilo o los abandonaron en la frontera.

¿Regreso o exilio al revés?

Según cifras oficiales, con este nuevo vuelo suman más de 5,200 los repatriados desde que se intensificaron estas operaciones a inicios de 2025. En la mayoría de los casos, se trata de personas deportadas por México, Honduras o directamente por EE.UU., en rutas que se han convertido en trampas migratorias más que en puentes de oportunidad.

Y mientras el país enfrenta otras crisis –como el paso de la Onda Tropical N°2 o la persistente inflación que desborda la economía doméstica–, el mensaje del Estado sigue siendo ambiguo: se invita a volver, pero sin garantías claras de reinserción, trabajo o seguridad. Como si el regreso bastara para resolver el exilio.

Porque volver no siempre es regresar. Y cuando se trata de migración forzada, cada vuelo es también una alerta. Una historia por contar. Un derecho en el aire.