Redacción / Quintana Roo Ahora
No es una mala broma ni una ocurrencia de redes sociales: el gobierno federal va a gastar 5 MIL MILLONES de pesos en un programa llamado “Salud Casa por Casa”, con el que supuestamente pretenden llevar atención médica primaria a 14 millones de personas adultas mayores y con discapacidad en todo el país.
¿Y qué incluye esa atención “médica”? Que un facilitador —de esos que apenas tienen capacitación exprés— te tome la presión, la temperatura, te revise la glucosa y luego, con cara seria, te diga que necesitas ver a un especialista.
Y ahí comienza el verdadero viacrucis.
Porque todos lo sabemos:
O no hay cita,
O no hay médico,
O no hay medicamento,
O no hay insumos,
O simplemente no hay sistema.
Pero lo que sí hay —¡vaya que lo hay!— es el show mediático, las brigadas uniformadas, las selfies en zonas rurales y el discurso triunfalista que nos vende el espejismo de que ahora sí, “vamos a estar mejor que Dinamarca”.
5 mil millones de pesos para tomar signos vitales.
Cinco mil millones para disfrazar el colapso del sistema de salud con bata blanca y una sonrisa de brigadista.
¿Y las clínicas? ¿Y los hospitales cayéndose a pedazos? ¿Y los equipos oxidados? ¿Y los pacientes sin quimioterapia? ¿Y los doctores cansados de pedir lo básico?
¿No era más lógico invertir ese dinero en infraestructura, tecnología, mantenimiento, capacitación y abasto de medicamentos? Claro que sí. Pero eso no da votos ni aplausos inmediatos.
Lo que importa no es tu salud.
Lo que importa es la simulación, el show, el “ahí estamos”, el «mira qué humanos somos», aunque detrás de esa palmadita disfrazada de brigada, no haya un sistema de salud que funcione, ni voluntad para construirlo.
No, el interés del gobierno no eres tú.
Ni tu salud.
Ni tu bienestar.
Es tu dinero. Para su bienestar.
Y encima, tienen el cinismo de llamarlo progreso.