¿Tu hijo no te escucha y se irrita fácilmente? Un nuevo estudio alerta sobre el exceso de pantallas en la infancia

Redacción / Quintana Roo Ahora

CDMX.- ¿Tu hijo grita, patea o parece no escucharte cuando hablas? Tal vez la respuesta no esté solo en la crianza o el entorno escolar, sino en la cantidad de tiempo que pasa frente a una pantalla. Así lo sugiere un nuevo y robusto metaanálisis publicado por la revista Psychological Bulletin, de la Asociación Estadounidense de Psicología.

La investigación, que revisó 117 estudios realizados a niños menores de 10 años y medio, encontró que cuanto más tiempo pasaban frente a dispositivos electrónicos —ya sea viendo televisión, usando tabletas o jugando videojuegos— más probabilidades había de que presentaran dificultades para manejar sus emociones y comportamientos.

Entre los hallazgos más preocupantes se mencionan señales de ansiedad, depresión, hiperactividad e incluso agresividad. Aunque los investigadores aclaran que la asociación es “pequeña pero significativa”, recalcan que el impacto es especialmente notorio en las niñas, quienes parecen ser más vulnerables a los efectos negativos del tiempo excesivo frente a pantallas.

Las edades marcan una diferencia crucial. Los menores de 2 años no deberían estar expuestos a pantallas en lo absoluto —con la excepción de videollamadas, por su valor social—, mientras que los niños de 2 a 5 años no deberían exceder una hora diaria. Para los mayores de 6 años, el umbral seguro se establece en dos horas diarias. Superar este tiempo aumenta considerablemente el riesgo de desarrollar problemas socioemocionales.

Particularmente alarmante es el caso de los videojuegos, que mostraron una asociación más marcada con problemas de conducta. Niños de entre 6 y 10 años fueron más propensos a desarrollar trastornos que aquellos de menor edad. Además, muchos de los niños que ya mostraban dificultades emocionales tendían a refugiarse aún más en las pantallas, creando un ciclo difícil de romper.

Aunque el estudio no sugiere eliminar por completo el uso de pantallas —especialmente en un mundo cada vez más digitalizado— sí hace un llamado urgente a los padres, madres y cuidadores para establecer límites claros, fomentar interacciones cara a cara y ofrecer alternativas más saludables de entretenimiento y expresión emocional.

En un contexto donde la crianza se ha vuelto más desafiante que nunca, tal vez la pregunta no debería ser solo “¿qué le pasa a mi hijo?”, sino también: ¿cuánto tiempo ha pasado hoy frente a una pantalla?